Un bandido por ahí

José Chalco Salgado josechalcosalgado@gmail.com

¡Y ahora! ¡Por quién será de votar! ¿Cierto será eso que cuentan que el bandido está primero en las encuestas? ¿Tanto también será?

¡Qué voy a creer que después de tanto robo, daño e insulto estén asegurados en la segunda vuelta! ¿Cierto mismo será? No creo. Porque el otro día en el barrio escuché, de lejos no más, entre mascarilla y mascarilla, que estaba subiendo altísimo en las encuestas para ver si de una vez por todas venían por el botín completo, que ha faltado más, y que lo importante es lograr el indulto a su anterior amo y jefe de la banda.

Entonces preocupados quedamos en el barrio. Así también, el otro día, conversando con una persona -que dice entender de esta dificilísima materia- cuenta que no sabe ni por qué ni por dónde será que anda(uz) con tanta aceptación este bandido, pues ofrece y ofrece cualquier cosa, incluso, ha escrito alguna investigación sobre la necesidad de destruir de una vez por todas a la economía del país cambiando la moneda y los billetes, porque -según cuentan- les ha faltado algo más de billetes, entonces dicen que es mejor llevarse en otra moneda para esconder mejor.

Por quién será de votar. Hay algunas opciones, pero ninguna convence. Lo cierto es que están -todos- apostando el todo por el todo, hasta dicen por ahí que se han captado al órgano que cuenta los votos para impedir a magnates -de la tarima digo- concursar y algo pescar. Eso dicen, pero hacen y rehacen, incumplen y luego cumplen.

Difícil mismo está. El país necesita algo de estabilidad. Antes, las elecciones presidenciales encontraban una especie de súper candidatos, los mejores y más preparados, ahora no aparece eso entre los que están. Cuentan por ahí, que están entre malitos y más malitos candidatos. Hay uno que recorre el país y sería buena opción, pero no sabe contar cachos ni bailar, entonces no les gusta a los demás. En todo caso, hay que ver qué sucede y si finalmente el bandido se impone y colapsa a la economía y desarrollo del país. Sería terrible. Sería un incendio. Sería como quemarnos. Y ahí si ¡astarauz! (O)