Misterios del tiempo

OPINIÓN | A veces, uno tiene la impresión de que un año ha volado, pero, aunque no haya sido suficiente para cumplir nuestros objetivos, han sucedido varios tipos de acontecimientos en nuestras vidas personales, en la vida del país y en la vida del mundo.

A pesar de todas las dificultades que seguiremos enfrentando, creo que, desde un punto de vista biológico, la vida humana es casi como un poema. Tiene su ritmo y cadencia, sus ciclos internos de crecimiento y decaimiento. Comienza con la inocente niñez, luego, la torpe adolescencia; después, llega la virilidad de intensas actividades, en la edad madura hay un leve aflojamiento de la tensión y, luego, en el ocaso de la vida, si tenemos una verdadera filosofía de la ancianidad y hemos ordenado nuestra vida conforme a ella, será esta, para nosotros, la edad de la paz, seguridad interior y contento. Finalmente, la vida se apaga y llega uno al sueño eterno, para no despertar jamás.

Qué extraño y misterioso es el tiempo, qué raros somos, el tiempo ha cambiado realmente y también nos ha cambiado. Ha avanzado un paso, ha descubierto el rostro, nos ha asustado y, después, nos ha trasportado.

Ayer, nos preocupaba el tiempo y hoy temblamos ante sus temores, pero, debemos aprender a amarlo y honrarlo, porque sabemos ahora cuáles son sus intenciones, sus disposiciones, sus secretos y misterios.

La mayor parte del tiempo, nuestra vida la pasamos entregados al mal; otra parte, sin hacer nada y toda la vida haciendo lo que no debiéramos hacer. Debemos aprender a valorar el tiempo, saber cuánto vale un día, que entendiéramos que cada día el hombre muere un poco.

No ha cambiado, seguramente, la física del tiempo, los péndulos dan la hora en los mismos intervalos de siempre, pero, en la dimensión metafísica, parece haber en el reloj menos arena o vaciarse más rápidamente, recordándonos cómo caerá el polvo sobre la tumba, cuando el tiempo se haya esfumado.

En este nuevo año, a pesar de la pandemia es menester no abatir nuestra fe entre los tormentos y velar en pie y, aún heridos en las trincheras, no apoyarnos en las palabras demagógicas de nuestros políticos, ya que el sueño acostumbra invadir a los que se apoyan en alguna cosa.

Al comenzar un nuevo año, es indispensable para nuestra dignidad, que reflexionemos que, la vida sin libertad es como un cuerpo sin alma, y la libertad sin pensamiento es como un espíritu confuso. (O)