El Debate

Mario Jaramillo Paredes

El Debate del último fin de semana pudo ser importante, pero resultó fallido. Meter una cuña con propaganda de un ex presidente sentenciado y fugado del país “dándole hablando” a un candidato que se corrió de debatir, fue una fea sapada. Quien autorizó desde el Consejo Electoral y desde el Canal, debe responder por lo hecho.

1- La palabra DEBATE tiene según el DRAE, dos acepciones: 1. m. controversia, discusión .2. Contienda, lucha, combate. El debate no fue nada de eso. Es decir, no fue debate.

2- Un debate entre catorce personas es absurdo. De lo que se trató fue de una mala entrevista a los aspirantes presidenciales. Mala, porque no se puede pedirles que respondan en un minuto lo que pretenden hacer para componer un país quebrado y desmoralizado.

3- Hay que destacar la voluntad de los catorce candidatos de responder a un imperativo cívico de acudir a convocatorias como ésta.

4- Los candidatos que se corrieron, no tiene justificación válida. Anticipan una conducta displicente y autoritario, en caso de llegar a la presidencia.

5- Se ha dicho que el debate debería darse solamente entre quienes tienen una mayor intención de voto. Así es, pero en la práctica es imposible esa selección. Hoy mismo circulan varias encuestas con resultados distintos y a veces disparatados.

6- El que puede ser un buen debate es el que debería darse entre los dos candidatos que lleguen a la segunda vuelta. Con reglas claras y sin posibilidad de esconder el bulto, puede ayudar a mucha gente que no está decidida, a tomar partido frente a las elecciones.

7- Difícilmente el debate del pasado fin de semana habrá dado o quitado votos a algún candidato. O, si lo hizo, debe ser en proporciones no significativas. Sirvió más bien para conocer la cara y la voz de algunos candidatos que eran anónimos hasta ese día y, volverán a serlo, pasadas las elecciones. (O)