Transición en la Casa Blanca

María Eugenia Moscoso C.

La tradición americana para la Trasmisión de Mando ha contemplado siempre, la presencia de los dos Presidentes: el que acaba su período y el que inicia un nuevo mandato. Cuando el número cuadragésimo sexto en el sillón presidencial asume esta elevada dignidad, Donald Trump no asiste a la ceremonia de asunción del poder. ¿Podemos pensar en una reacción de insolencia, de autosuficiencia o de culpabilidad?

No hay duda que el ex Presidente Trump ha ostentado exceso de orgullo y autosuficiencia, no satisfecho con pronunciamientos indebidos y actuaciones excedidas. Cayó preso en actos de insurrección, no aceptó desde el comienzo su derrota electoral y la ganancia de su contendor y convocó a sus huestes a allanar el Capitolio, monumento que representa la soberanía y solemnidad de esta importante nación, en el continente americano.

Es mandatorio que el ex presidente Trump recibirá el rechazo de parte de su pueblo y se obviará la consideración para con él y los aplausos de muchos americanos. En Donald Trump ha faltado la compostura y el respeto a la institucionalidad americana, que todo Presidente que transfiere el sillón presidencial, debería ostentar. ¡Situación muy lamentable! (O)