¡Parece que los candidatos se olvidan de los Adultos Mayores!

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Se debe entender que cualquier planificación social tiene como finalidad la eficacia y la buena administración de los recursos disponibles. Esta es la razón por la que pensamos que estudiar al colectivo de los adultos mayores es para conocer sus necesidades y sus demandas, lo cual puede ayudar a adecuar el enfoque de los proyectos y programas previstos para este grupo etario.

Entonces, todo ello debe derivar de la confianza de que los datos derivados provengan de una investigación que pueda servir a los planificadores sociales para diseñar una serie de actuaciones que redunden en un mayor bienestar de nuestros Adultos Mayores; pues tal y como nos dice Simone de Beauvoir “ la forma en que una sociedad se comporta con sus viejos descubre, sin equívocos, la verdad- a menudo cuidadosamente enmascarada – de sus principios y sus fines.

Abordar el estudio de las necesidades y demandas de la ancianidad supone comprobar, de una manera muy clara, que no todas las personas mayores de sesenta y cinco años o más, son iguales, y dentro de ellas existen diferentes formas y modelos de vivir en esta etapa natural de la vida.

Consideramos que la variable clase social, relacionada con el nivel de ingresos y el nivel educativo, es un elemento diferenciador importante a la hora de detectar distintos estilos de vida entre los integrantes de este colectivo en mención.

En consecuencia, en este tipo de investigaciones se han de estudiar y analizar las variables demográficas, las condiciones socioeconómicas como determinantes del estilo de vida, la salud y sus espacios, la jubilación, la soledad y desintegración, la esfera ético-moral, la religión que profesan, las actitudes y el comportamiento político, el tiempo de ocio, las percepciones de los espacios urbanos, en los barrios, en el sector rural, y las especificas demandas que en cada sector poseen.

Una sociedad denominada de bienestar (aunque sea solo teóricamente) y de consumo supone un camino de progreso muy bien considerado y ahora de manera especial, cuando atraviesa la humanidad una pandemia que a corto y largo plazo dejara catastróficos resultados económicos, políticos y sociales y serán los adultos mayores a quienes les tocara vivir tiempos difíciles.

Por eso es lógico exigir a los candidatos a diversas dignidades de elección popular que presenten las propuestas que poseen para este sector vulnerable y que no olviden que los adultos mayores tienen mayor claridad en conocer sus derechos y plantear sus demandas de mayor cualificación, y, llegado el caso, son los que saben ser más críticos al poder.

Amerita recordar la frase de que “no hay que hacer cosas para los adultos mayores, sino cosas con los adultos mayores” por lo tanto, se debe facilitar un dialogo – entre los mayores, las autoridades y todos los agentes sociales- que sirva para encontrar nuevos modos de enfocar los problemas de este importante sector de la sociedad, que permitan ofrecer otras alternativas dentro de la planificación social.

Por: Saúl Chalco Quezada

Consejo Consultivo de Protección de Derechos del Adulto Mayor.