La política y el periodismo

Roberto Vivar Reinoso

El acontecimiento más comentado de la semana pasada en América y tal vez el mundo, fue el cambio de mando en los Estados Unidos.

La prensa jugó papel importante en la derrota de Donald Trump y la victoria de Joe Baden. Cuatro años atrás el primero accedió a la Casa Blanca, afincándose en las redes sociales sin tomar casi en cuenta los grandes medios de comunicación tradicionales. Creó así un clima confrontativo que se mantuvo durante todo el período, agravado con la campaña electoral cuando propietarios y directivos de 17 empresas periodísticas, suscribieron una declaratoria pro demócrata, incluyendo duras críticas al mandatario republicano que buscaba la reelección. Desde entonces el pulso fue constante, al final del cual vencieron los demócratas apoyados por la prensa.

Esto significa que pese a la influencia de las plataformas digitales, aún pesa el periodismo impreso, radial y televisivo. La pugna sin embargo deja en la potencia norteña un clima de crispación social, capaz de provocar como nunca manifestaciones violentas al estilo de las “banano republic”, según el exmandatario George W. Bush. En cambio para Rusia, China, Irán, Corea del Norte, Cuba, Venezuela, Bolivia, se derrumba el mito yanqui de creerse la democracia perfecta.

Periodísticamente hablando la comunidad ecuatoriana también se muestra fraccionada, entre quienes utilizan para sus propósitos políticos, casi exclusivamente las redes sociales por no tener cabida en los medios tradicionales. Es el caso de la lista UNO que destaca en sus carteles propagandísticos virtuales, la figura del expresidente Rafael Correa Delgado, aún más ahora que el CNE prohibió hacerlo en las publicidades con financiamiento estatal.

Se augura entonces un porvenir nacional conflictivo, con desconfianza en sus propias instituciones.   (O)