¡A vacunarse¡

Hernan Deleg Pacheco

Hoy todo se explica con cifras en las manos. A ellas recurren los matemáticos, los biólogos, los cibernéticos, los demógrafos y tantos otros… pues corría el año 1347, la plaga de la “Peste Negra”, había hecho estragos en el Lejano Oriente, llegando hasta el este de Europa…

En cuestión de meses, la invasión microbiana a solo Europa entera, se difundió con rapidez por el norte de África. En poco más de dos años, más de la cuarta parte de la población europea; sucumbieron, alrededor de 25 millones de almas a la que se le denomina la catástrofe demográfica más espantosa que haya conocido la humanidad; junto a otros 40 a 60 millones en África y Asia.

Esta tragedia no tuvo un componente exclusivo la enfermedad; diversos factores agravaron la mortandad, entre ellos el fervor religioso; la aceptación de la doctrina del purgatorio constituye un ejemplo. “A finales del siglo XIII, el purgatorio estuvo por doquier” señala el historiador francés Jacques le Goff. En los albores del Siglo XIV, Dante escribió la Divina Comedia, con sus vivencias descripciones del infierno y el purgatorio. La gente aceptaba la pandemia con resignación, pues la consideraba castigo de Dios. Además, se sucedieron varias crisis agrarias en Europa, de forma que la población se hallaba desnutrida, por ende, con débiles defensas biológicas.

De acuerdo con Guy de Chauliac, médico privado del papa Clemente VI se abatía sobre el continente dos tipos de peste: pulmonar y bubónica. Los intentos de frenar la Peste Negra fracasaron; entre los antídotos populares, cifraban su fe en el curanderismo, se decía que el vinagre, y ciertos bebedizos y remedios fantasiosos… no detuvieron la dolencia. En el siglo XXI hay que hacer caso a los que saben de este mortífero virus covid-19. (O)