Cualquier parecido…

Juan F. Castanier Muñoz

El inusual y vergonzoso término del mandato presidencial de míster Trump, nos lleva, necesariamente al análisis de algunas de sus actitudes y decisiones. Para empezar, su triunfo electoral se vio empañado por denuncias que involucraban al gobierno ruso como un ¨”auspiciante” de la campaña de Trump. Luego vinieron la construcción del muro en la frontera con Méjico, los inhumanos tratos a los migrantes latinos y sus hijos, los innumerables cambios en su gabinete, sus declaraciones altisonantes y hasta burdas sobre los conflictos internacionales, el manejo de la pandemia y un largo etcétera caracterizado por actitudes arrogantes, irrespetuosas de las leyes, intolerantes frente a las opiniones contrarias, atentatorias a los derechos humanos y la libertad de expresión. Trump, como dueño de su chequera, se creía también dueño de la verdad y la razón, y todos los que no estaban de acuerdo con él eran descalificados en sus frecuentes intervenciones públicas. ¿No sé a quién me recuerda?

Y como lo que mal empieza mal termina, míster Trump, perdedor de la reelección presidencial, se negó de manera soberbia a aceptar los resultados, sin racional explicación, y, peor aún, incito públicamente a una turba extremista para que se tomen el Capitolio de Washington y no asistió a la posesión de Biden, su legítimo sucesor, situación jamás acaecida antes. La prepotencia y la soberbia les son comunes a los déspotas. Y acordándome ahora de la intervención de la banda correista para incendiar la contraloría y derrocar al gobierno constitucional, así como el acto de no jurar sobre la Biblia que respetaría la Constitución y la Ley, patentado por el prófugo belga, he llegado a la conclusión de que Donald y Rafael gozan de increíbles parecidos y coincidencias. Esperamos que la disentería amebiana que ha atacado a Trump luego de su derrota electoral, ataque también a nuestro prófugo propio luego de los resultados electorales próximos.

Es tal la desesperación del correismo por retomar el poder, que se encuentran ofertando un minicombo: diez dólares por voto y ¡a boca de urna! Con la plata del “lleve”, todo es posible. (O)