Se fue a la Orquesta Celestial

Edgar Pesántez Torres

El sábado 23 del mes inmediato pasado, el violinista de origen japonés y ecuatoriano de corazón Tadashi Maeda, abandonó las orquestas y conjuntos terrenales para incorporarse a la Orquesta Sinfónica Celestial, a donde van los genios para estar con las nueve Musas y acercarse a Dios hecho de esencia de sonidos.

Espigado y delgado, ojos pequeños y agudos, de sensibilidad y susceptibilidad excelsas; hombre de inteligencia deslumbrante, amante de la vida y comprometido con los arrinconados. Estas fugaces pinceladas para dimensionar a Tadashi, extraño violinista que dio a conocer la grandeza de la vida que tenemos a través de las melodías y que la ignoramos; de hecho, de lo poco que no puedo perdonarle al destino es que no me hizo músico.

Invitado por la compositora Chía Patiño vino al Ecuador en 1998, residiendo una temporada en esta ciudad para trabajar en la Universidad de Cuenca, en la Orquesta Sinfónica y en otras academias que él fundó, como Dafón. Era un artista académico, pero con un repertorio diverso, porque -alguna vez me confeso- hay que darle al público lo que debe escuchar y también lo que quiere escuchar.

Muchas facetas de su vida compartí con este excepcional ser humano: maestro de mis hijos, asistente asiduo a sus conciertos, privilegiado por su afecto y médico de su confianza. Fue contestatario del sistema educativo, por eso inconstante en las instituciones en las que trabajada a las que veía inútiles para sus fines. Abandonó la ciudad y se asentó en Quito hasta llegar a desempeñarse como Director Musical de la Fundación Sucre, entusiasta del Centro Cultural Mama Cuchara en Loma Grande-Quito, lugar de grata recordación en mi estancia a inicios de la década de los ochenta.

Mantuvimos relación telemática, discrepando criterios suyos y él de los míos con altura y respeto. En una de ellas me aclaró su pensamiento sobre el orden y desorden, que había sido distorsionada en una entrevista periodística: “Estimado doctor: … el orden en la música se queda como teoría técnica en escalas, acordes, contrapuntos, etc.; un artista no puede crear una obra solo siguiendo la teoría, porque no resultaría conmovedora, lo extraordinario sale del desorden…”

Tadashi fue enigmático y peregrino, inestable en los lugares de trabajo; por eso, ahora se fue a integrar la Orquesta Celestial con su maestro Henryk Kowalski, Franco Gulli y Don Freund. (O)