Arauz convencido de que victoria en segunda vuelta le dará mayor legitimidad

Andrés Arauz, candidato presidencial. / EFE

El candidato del correísmo, Andrés Arauz, está convencido de hacerse con la victoria en una segunda vuelta electoral sea quien sea su competidor, y cree que logrará con ello un mayor respaldo de la población.

«Estamos seguros de que la victoria en segunda vuelta nos puede dar hasta mayor legitimidad que en una primera, porque lograremos superar el umbral del 50%, y más bien acercarnos al 60%», manifestó en una entrevista con Efe poco después de conocerse los primeros resultados que le daban la victoria en las elecciones de este domingo.

ACERCAMIENTOS AL VOTO DE IZQUIERDAS E INDÍGENAS

Tras la jornada electoral, Ecuador irá a una segunda vuelta el 11 de abril para elegir a su próximo presidente, después de que el recuento no haya propiciado una victoria absoluta del candidato en primera posición con casi el 94% de las actas contabilizadas.

De 36 años recién cumplidos, quiteño y doctorando en Economía Financiera por la UNAM, Arauz se ha hecho con más del 32,31% de los votos, más de doce puntos porcentuales por encima de su inmediato perseguidor, aún por decidir ya que a lo largo de todo el recuento se estaba produciendo un empate técnico entre el centroderechitsa Guillermo Lasso y el indígena y ambientalista Yaku Pérez.

Interpelado acerca de si los seguidores de ambos candidatos que suman en torno al 20% cada uno, pudieran jugar en su contra, el candidato correísta descarta esa opción al defender que, a diferencia de otras democracias de corte parlamentario, «en Ecuador el voto no es endosable de forma directa».

Y asegura que en la misma noche después de la jornada electoral, se ha puesto manos a la obra e iniciado «acercamientos» con el liderazgo indígena y la socialdemocracia, que ve como opción política afín a su progresismo político, encabezada en la candidatura de Xavier Hervás, que figura cuarto en la liza del escrutinio.

Arauz es desde agosto pasado heredero del legado político de Rafael Correa (2007-2017), que no pudo acompañarlo como aspirante a vicepresidente en el mismo binomio tras haber sido condenado por cohecho en el denominado Caso Sobornos 2012-2016 en septiembre.

Tanto el ideario político de su mentor, impulsor del así llamado Socialismo del Siglo XXI, así como la década que gobernó, han dejado latentes un enconado enfrentamiento social con visiones políticas equidistantes, y no son pocos los que temen el regreso del correísmo.

Al respecto, Arauz defiende que la proporción de votos depositados hoy refleja el «amplio triunfo» de su propuesta política y achaca a «ciertos medios corporativos ecuatorianos» el haber priorizado «una agenda del miedo en contra de nuestra candidatura».

IRREGULARIDADES POR ESCLARECER

Un miedo que ha sido fundamentado por sus opositores en el recuerdo de la crispación social durante los últimos cinco años de mandato de Correa, al que Arauz ha devuelto a lo largo de toda la campaña.

«He dicho que será uno de mis principales asesores y el pueblo ecuatoriano lo tiene perfectamente integrado», asegura.

Tras concluir la primera ronda de un trabajo electoral iniciado hace medio año, el presidenciable parte como favorito, pero recalca que «no ha sido un proceso pulcro ni totalmente transparente».

En su camino se enfrentó a la caída de Correa de su cartel y su sustitución por el periodista Carlos Rabascall como aspirante a vicepresidente, a una calificación de última hora y contenciosa por parte del órgano electoral, y lo que considera «una serie de medidas discriminatorias en contra de nuestra candidatura».

Pero pese a las advertencias de un posible fraude para impedir el triunfo del movimiento que representa, Unión por la Esperanza, los resultados de la votación le sitúan como ganador.

«La voluntad popular es la que manda en última instancia», indica, si bien aclara que las observaciones internacionales sacarán a la luz las supuestas irregularidades afrontadas.

ENFRENTAR VISIONES EN SEGUNDA VUELTA

Sin dejar de mostrar una sonrisa por el logro político obtenido este domingo, y acentuando con su expresión verbal alguna palabra que resuena altisonante, Arauz trata de aplacar los temores sobre la política financiera y monetaria en caso de llegar a Carondelet, sede de la presidencia.

«Lo que dijimos es que las actuales condiciones con el Fondo Monetario Internacional son incumplibles porque afectan a las familias ecuatorianas y violan la Constitución de Ecuador», remarca sobre el acuerdo pactado por el Ejecutivo de Lenín Moreno para el desembolso de 6.500 millones de dólares entre 2020 y 2021.

Pero a renglón seguido matiza y habla de una iniciativa propia: «Si el FMI quiere contribuir a ese plan, bienvenido sea ese apoyo».

También desmiente, como le han achacado, que tenga intenciones de acabar con la dolarización en la nación andina, sino que pretende «reforzarla» repatriando los dólares mal habidos en el exterior.

Sobre a qué candidato le gustaría enfrentarse nuevamente en las urnas no menciona nombres aunque sí expresa su preferencia por enfrentar visiones, antes de zanjar, «con quien el pueblo ecuatoriano decida». EFE