El circo de la indolencia

Tito Astudillo Sarmiento

Entre Yaku y Lasso, ¿quién pasará? Más importante, me parece, es ¿cómo lo hará?; la legitimidad del proceso condiciona las posibilidades de éxito en la segunda vuelta.

Del exit poll, tan acertado como siempre: ¿es posible que las mismas encuestadoras sean el plato principal de la mesa electoral que juega a suerte de hacernos creer lo que pretenden, en lugar de informarnos lo que pasa? Deja vu de procesos anteriores, el exit poll sirve para poner el primer madero de la hoguera. Si están mintiendo conscientemente deberían responder por atentar a la paz pública; si es pura ineficiencia deberían retirarse, por decencia.

Si la sopa no te gusta: dos platos; y entra en escena el inefable CNE… entre ellos se dicen, contradicen y desdicen. Su primer vocero anuncia el resultado del conteo rápido, el más “pintero” sale al frente y acucioso desmiente el error técnico del primero; pero, aun así, los resultados no cuadran, no dan, no suman, no alcanzan, es tiempo de recurrir a las inconsistencias que se detectan, se concentran, se almacenan.

La duda, definida como la “vacilación o falta de determinación ante varias posibilidades de elección sobre creencias, noticias o hechos” es la respuesta racional de un colectivo que mira estupefacto el circo, la certeza. Ese “conocimiento seguro y claro que se tiene de algo” se aleja a galope de la verdad, esa que, posiblemente, jamás conoceremos.

Así, de la duda que nos aleja de la verdad, cada colectivo construye su certeza y la enarbola como proclama, de las urnas a las mesas, entre impugnaciones y contradicciones, ahora a las calles… ¿será que por un segundo los inefables arquitectos del desorden en que naufraga la patria se dan cuenta que su confort lo han levantado sobre las cenizas de un pueblo al que un día tendrán que responder?

Amanecerá la patria y sabremos, sobre toda la desazón acumulada, cocer la esperanza tricolor. (O)