¿Qué es el amor?

Karina Elizabeth López Pino

Las escrituras bíblicas precisan que: “El amor es paciente, es servicial; el amor no es envidioso, no hace alarde, no se envanece, no procede con bajeza, no busca su propio interés, no se irrita, no tiene en cuenta el mal recibido, no se alegra de la injusticia, sino que se regocija con la verdad”.

Bajo este concepto el verdadero amor es la fuente donde emana raíces profundas para sentir amor por los padres, hermanos, hijos, pareja, animales, amigos, familia, prójimo.

Acorde al calendario celebramos el Día del Amor y la Amistad y para muchos es la ocasión perfecta para generar ventas y promover el consumismo de flores, chocolates, regalos, un buen vino, tarjetas, cenas, serenatas, etcétera.

¿Acaso solo hoy o este mes debemos y tenemos esa apertura para sentir y dar amor? No, el amor es la fuente de energía y ese motor que nos impulsa a seguir pese a las adversidades de la vida. Sin amor, estamos vacíos y tristes.

Quien no tiene amor no puede dar amor. En nuestra sociedad es evidente que el amor esta agonizando y eso no lo podemos permitir, somos las familias las llamadas a recuperar este sentimiento tan maravilloso que nos obliga a ser buenos seres humanos.

El confinamiento evidenció la agonía y la ausencia de amor, algunas parejas no se aguantaron y llegaron a los golpes, peleas y divorcios; eso prueba que su amor y compromiso no era tan fuerte y sólido para luchar. Quien ama verdaderamente está en los momentos y circunstancias más difíciles de la vida como:  la crisis económica, la enfermedad, la edad, el desempleo, las crisis emocionales, etcétera.

Una persona que no tiene amor propio no puede amar al prójimo, de allí la importancia de sanar esas heridas, esos traumas para darse la oportunidad de sanar, amar y ser felices.

Actualmente se acepta el término de amor tóxico cuando estos dos conceptos son tan ajenos e incompatibles. El amor no puede ser tóxico y eso debemos entenderlo para no reproducir expresiones que atropellan ese concepto romántico y hermoso de la palabra. Por ejemplo, cuan grande es el amor de los padres hacia los hijos y de manera puntual, hacia aquellos calificados como majaderos y rebeldes. Así lo prueba la historia del padre que amó tanto al hijo prodigo que en vez de humillarlo y castigarlo lo recibió con perdón y seguridad; hasta una fiesta le hizo en su honor.

El amor no camina solo se apoya en el perdón, en la empatía, en la tolerancia, en el servicio, en la entrega, en el gozo, en la paz. Es hora de cuestionarnos qué emana desde nuestro interior un amor verdadero o aquel amor distorsionado que tanto daño nos esta haciendo.

No dejemos que nuestros corazones se enfríen y pierdan el deleite de vivir con amor. (O)