Oleoducto en Ecuador paraliza sus actividades tras desplome por erosión

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El Sistema de Oleoducto Transecuatoriano (SOTE) paralizó sus operaciones debido a los trabajos que se realizan tras el último desprendimiento de tierra registrado en una región amazónica y altamente sísmica de Ecuador.

La empresa pública Petroecuador señaló en un comunicado que el SOTE paralizó su actividad por las labores de conexión de variantes, que se construyen de manera preventiva, tras la erosión en San Rafael, lugar donde hasta inicios del año pasado se encontraba una cascada del mismo nombre, desaparecida precisamente por ese proceso geológico.

De acuerdo con el cronograma planificado para la construcción de dos variantes adicionales del Sistema, la actividad del oleoducto se paralizará durante unas 48 horas y se espera el reinicio de las operaciones el próximo viernes.

«Estamos supervisando in situ la construcción de estas variantes que nos permiten de manera preventiva alejarnos de la erosión y evitar afectaciones a la tubería del SOTE», manifestó el gerente de Petroecuador, Gonzalo Maldonado, al recorrer la zona de obras.

En el lugar dijo constatar «un avance del 90 % en la quinta variante, mientras que en la sexta variante concluyeron los trabajos», por lo que se espera que en los próximos días concluyan las tareas. «Todo dependerá de las condiciones climáticas que en esta zona son siempre adversas», afirmó Maldonado.

La paralización momentánea de la actividad, añadió Maldonado, no afectará las operaciones de producción ni a las exportaciones petroleras.

Personal técnico de Petroecuador ejecuta las labores de construcción de las dos variantes de manera simultánea: la quinta variante tendrá una extensión aproximada de 603 metros y la sexta 763 metros.

Ambas están ubicadas en el sector de San Luis, en el límite de las provincias orientales de Napo y Sucumbíos.

La petrolera ecuatoriana ha invertido cerca 6,9 millones de dólares en la construcción de cuatro variantes y un trazado alternativo el año pasado.

Además, tiene previsto invertir 3,6 millones adicionales para la construcción de estas dos nuevas variantes.

El último episodio que afectó al oleoducto se produjo el pasado 24 de febrero, cuando el arco de la famosa cascada San Rafael, hasta el año pasado la más alta del país, colapsó definitivamente y provocó un represamiento de las aguas del río Coca, en la Amazonía.

El Servicio Nacional de Gestión de Riesgos (SNGR) informó entonces que el desplome provocó un represamiento total del río como consecuencia de la erosión regresiva natural.

Este proceso en el río Coca, que avanza aguas arriba en un tramo de 7,6 kilómetros, también afectó el año pasado a los oleoductos SOTE y OCP, que transportan el petróleo ecuatoriano desde la Amazonía hasta los puertos en la costa del Océano Pacífico.

El desprendimiento de tierras ocasionada por la erosión regresiva rompió tres oleoductos y provocó uno de los derrames de crudo más grandes en la zona en años. EFE