Hace un año, el guía turístico Diego Maldonado intentaba que salgan del país los europeos del tour que había dirigido esos días por Perú y Ecuador. Debían salir en el vuelo humanitario de KLM que la alcaldesa de Guayaquil Cinthia Viteri impidió aterrizar en la ciudad. Maldonado tenía planeado su trabajo para todo el resto del año cuando llegó la pandemia. Ese marzo del 2020, todos los tours para los que estaba contratado fueron cancelados y el mundo entró en cuarentena.
Muchos tuvieron la suerte de poder teletrabajar. Pero ¿cómo hace un guía turístico para salir adelante en pleno aislamiento? La necesidad obligó a Maldonado, esposo y padre de dos niños, a idear planes que le han ayudado a mantener su hogar.
Así nació Ecuaventura, una iniciativa creada por él junto a dos socios más, en la que se realizan caminatas y visitas a sitios importantes de Cuenca y sus alrededores. La parte más rara de esta pandemia para los guías turísticos ha sido tener que enfocarse por primera vez en el mercado cuencano, pues estaban acostumbrados a trabajar con extranjeros.“ Estamos haciendo cumbres para nevados, campings familiares, hemos ido de observación de aves, tours de pesca, glamping, que consiste en pasear mientras se recoge basura y otras cosas nuevas que han resultado súper bien”, cuenta y motiva a los cuencanos a turistear por la ciudad para apoyar al sector, que no es el único afectado.
Freddy Chaca trabaja en tres proyectos para lograr salir adelante. Él es artista escénico pero esta pandemia le ha obligado a emprender también en otras áreas. “Hemos tenido que cerrar nuestros lugares de trabajo y no hemos tenido una ayuda gubernamental de parte de los directivos”, dice con pesar. Pero a la vez motiva, pues ha sabido reinventarse. Hoy trabaja en la Escuela de Danza Winners, en la fundación CEAM o Centro de Estudios para personas con discapacidad y en un negocio de comida. Los dos últimos no existían antes de la pandemia.
Según datos compartidos por el Servicio de Rentas Internas (SRI), en 2020 se iniciaron 790 sociedades, un 50 % más que en el 2019; y 8.323 personas naturales abrieron un RUC, el 60 % menos que el año previo. Esta diferencia está relacionada directamente con la pandemia. “El sector cultural es la última rueda del coche” dice Chaca y añade que “La Casa de la Cultura está sin recursos y es la única a la que se puede recurrir”.
“La situación del taxista sí está un poco difícil con esta pandemia”, dice Luis Fernando Sisalima mientras maneja. Él ve un cambio grande en el flujo de usuarios de taxis antes y ahora en la pandemia. Piensa que esto tiene que ver también con el hecho de que la gente “teme a contagiarse dentro del taxi”, a pesar de que él ha procurado seguir todas las medidas de bioseguridad. El taxista cuenta, con la voz quebrada, que lo que más tristeza le da es no poder compartir con sus hijos por “tener que salir a trabajar todo el día”. “Al ser padres tenemos que estar ahí pendientes de ellos en todo. Yo he salido en la pandemia, a veces arriesgándome de contagiarme, para dejarles una buena educación a mis hijos”, dice con cariño.
La angustia no termina de derrotar a Ramón Pacheco y Ximena Padilla, propietarios de Hobby Center Diseños, una tienda de materiales de bisutería y confecciones ubicada en la calle Mariscal Lamar, entre Hermano Miguel y Presidente Borrero. Este local se inauguró hace más de 26 años y, con el paso de los años, logró posicionarse en su rubro, pues, a decir de sus administradores, cuentan con una clientela fiel, fruto de una buena atención y surtida mercadería, sin embargo, en marzo de 2020, cuando, a causa de la pandemia, el gobierno decretó el confinamiento, se vieron obligados a cerrar sus puertas por mucho tiempo.
Trasladaron los servicios de la tienda a las redes sociales, y afortunadamente obtuvieron buenos resultados, a más de ello, los dueños del inmueble redujeron al 50% el costo de la renta durante los meses de confinamiento, con ello pudieron sostener el negocio, sin embargo, calculan que los ingresos se redujeron un 70% en relación a lo que solían facturar antes de la pandemia. Aspiran que la situación pueda volver a la normalidad, una vez que la gente empiece a recibir la vacuna contra la COVID-19, además ponen su fe en la llegada de un nuevo gobierno que apoye los microemprendimientos.
No todos han podido resistir a los embates de la pandemia. En octubre del 2019, los cuencanos Eduardo Espinoza y Edison Patiño abrieron Café Lirée. “Fue un arranque difícil porque coincidió con el paro nacional” comentó Espinoza, pero lograron reponerse. La facturación en los primeros meses de funcionamiento no fue mala, pero llegó la pandemia y la situación empeoró, les obligó a tomar varias acciones para subsistir, como rebajar sueldos y ofrecer servicio a domicilio, sin embargo, no dieron el resultado esperado.
La cafetería, al igual que otros establecimientos de servicios, permaneció cerrada por aproximadamente cuatro meses y, pese a que la dueña del inmueble condonó parte de la deuda de arriendo, el negocio cada vez dejaba menos ganancias, los ingresos cayeron en un 70% y hoy, a casi un año y medio de su inauguración, sus dueños han tomado la decisión de ponerla en venta. (I)