Cuidemos los árboles de capulí…

Tito Astudillo y A.

Crueldad ante la generosidad de los árboles de capulí…, así titulan unas fotografías de árboles agredidos en las orillas de nuestros ríos; desmembrados desde su tronco unos, despedazadas sus ramas otros, quebradas o simplemente dobladas hasta el suelo y chorreadas sus hojas; imágenes repetitivas, estos días, cuando el capulí se ofrece generoso de ramaje colores y aromas de su fruto(cargadito) en las márgenes de nuestros ríos.

Cuando hablamos del proyecto Cuenca “Ciudad Museo”, decíamos que una de las colecciones a ofertar al turismo es su paisaje natural, hecho de colinas, prados y ríos con sus orillas abundantes de vegetación exótica y nativa, destacándose entre estas el capulí, árbol emblemático de la región que, a más de su valor utilitario, ornamental, gastronómico y fuente de mitos, leyendas, textos y canciones, aporta a la cadena alimenticia de muchas especies de aves y su avistamiento es parte de un guión turístico. Decíamos también que la propuesta exige el empoderamiento de los cuencanos, esto es que, todos lo admitamos nuestro. No se entiende que, por tomar unos granos de capulí, se ensañan tanto con los árboles hasta llegar a destruirlos como se ve en las fotografías que recogen y perennizar una realidad visible, estos días, al caminar las orillas de nuestros ríos. Esta conducta agresiva con los árboles, debemos revertir en amor, cuidado y protección.

¿Qué hacer? Más allá de lo que hagan las dependencias competentes, creo que es tarea de todos asumir la construcción de una cultura ambiental, con énfasis en el amor y cuidado de los árboles, iniciando en el HOGAR con nuestros hijos y nietos, en el barrio y en la comunidad con los vecinos, amigos y compañeros, en las orillas con los deportistas, paseantes y caminantes. Asumir que la ciudad es de todos y sus árboles también y que es nuestro deber cuidarlos. (O)