Somos uno

Claudia Acosta A.

“El aleteo de una mariposa en oriente puede ocasionar una tormenta en occidente”, inicio con esta frase porque si hay algo que en “estos tiempos” hemos podido constatar hasta el cansancio, es que somos un solo cuerpo, que estamos interconectados de todas las formas, que lo que sucede a un extremo del mundo termina en corto, mediano o largo plazo afectando al globo terráqueo completo.

Paradójicamente vivimos en la ficción de ser entes separados, independientes, pensando que lo que sucede al otro nos puede tener sin cuidado, creyendo que lo que pasa afuera no nos tocará, que el hambre, la ignorancia, la enfermedad, la violencia que aqueja a muchos seres humanos en el planeta no nos llegará, ¡claro que nos llegará!

Hemos creado una amplia gama de condicionamientos, doctrinas, creencias, dogmas, mentiras contadas que han cobrado la fuerza de verdades sagradas… pero si pudiéramos ver con la pureza, la claridad y la verdad con la que mira el mundo un niño, y mientras más pequeño mejor (antes de ser “educado”), el no ve la diferencia de raza, condición económica, religión; el otro es igual a él, un niño no tiene la noción del tiempo, minutos, horas, días, semanas es una abstracción que no entiende; el dinero al que tanto valor los adultos le damos, no es sino papelitos verdes, la mejore función que tienen  quizás sea para construir un avioncito de papel; el planeta y sus continentes, qué ven, pedazos de tierra rodeados de agua no más, límites geográficos, países, ¿dónde están? nociones como mi religión, mi país, mi raza, mi patria, ¿qué es eso? para qué sirve?

Y si, quizás la intención primera de toda esta invención humana tuvo fines bastante prácticos de organización y ordenamiento; pero de pronto el deseo de posesión, la idea de separación, de lo mío y lo tuyo, nos llevaron a dejar de vernos como un todo, partes de un solo cuerpo, empezamos a pelear por aquello que consideramos nuestro, a percibir al otro como un extraño y peor aun como un enemigo…

Y si todavía no podemos verlo de otra manera es que seguimos dormidos, estamos unidos, blanco o negro, rojo o amarillo qué más da, es solo un tinte de piel, pero todos tenemos piel; colombiano, peruano, boliviano, venezolano, ¿qué nos separa?, limites inventados, fronteras impuestas, líneas trazadas a mano; todos habitamos la misma tierra; judíos, cristianos, mahometanos, hinduistas, ¿no será que nuestro Dios es el mismo, con diferente traje nada más? ¿contra quién peleamos?, ¿qué verdad defendemos?, ¿qué es lo que creemos nuestro?… ¡somos barro de la misma tierra!, ¡somos lo mismo y no nos damos cuenta!… (O)