Honor

Aurelio Maldonado Aguilar

Un año ya que el rebenque inmisericorde del virus impredecible e incontrolable flagela a la humanidad entera, creado artificiosamente y escapado de un laboratorio -pues no creo que lo fabricaran exprofeso- se yergue en insólito combate un batallón aguerrido y heroico de batas blancas, que antepone su vocación y juramento al riesgo inminente de mortal contagio, que va cobrando ya millares de víctimas en sus filas. La humanidad consciente sabe de su valor sin límites y los llaman médicos héroes; héroes que incluso en el Ecuador trabajan infatigablemente a pesar de ser impagos por meses de sus labores. Por el tiempo que corre y nunca perdona cobrando vidas, Cuenca perdió tres de estos médicos incomparables, humanos, ilustrados, honestos, que nos dejaron su ejemplo en muchos campos en los que les tocó actuar con inmaculada solvencia y caridad. Guillermo Moreno Peña, Leoncio Cordero Jaramillo, Claudio Arias Argudo, profesores y autoridades que nos educaron cuando se decía que la facultad de medicina de Cuenca era la mejor del País. Colaboradores irredentos de entidades altruistas como Solca, Cruz roja, Colegio médico, líderes en la sociedad, en la Alcaldía el Dr. Leoncio y en el Rotarismo el Dr. Claudio. Vivieron sus vidas, pegados al estricto cumplimiento del deber y los grandes ideales, soslayando riquezas que las consideraban fatuas y entregando sus esfuerzos sin límite a la sociedad y sus pacientes, al punto que el Dr. Arias murió en un ancianato en una senil y digna pobreza. Fundaron el Museo de la Medicina bajo la personería jurídica de Sociedad Ecuatoriana de Historia de la Medicina Filial Cuenca, junto con otros médicos de muy alta valía como Manuel Agustín Landívar, Jail Diaz, Cesar Hermida P, Magdalena Molina, Ernesto Cañizares A, Guillermo Aguilar M, cuyo nombre por mil y un razones lleva el Museo, amparados por un inmenso Cuencano que fue el artífice de todo lo logrado, el Arq. Hernán Crespo Toral, que idolatraba a Cuenca y que me honró con su amistad y que desde su alto cargo en el Banco Central y los Museos ecuatorianos, consiguió fondos para restaurar la capilla y el claustro de las monjas, que se venía abajo por desidia, abandono y goteras, luego de ser expoliado infamemente, lugar histórico donde hoy, con un increíble acerbo museístico, sobrevive el Museo. Honor a todo Señor. Recuerdos y enseñanzas de colegas que fueron y son Señores. Nombres que requieren de espacio grande y grato en la sociedad, ciudad y Museo. Ejemplos de luz en la tierra, ahora que son ya polvo de estrellas. (O)