¿Legitimidad?

Ana Abad R.

El uno quiso inscribirse con cédula de otra persona, el otro compromete su palabra en un evento público y no la cumple. El uno ofrece mil dólares apenas “llegue” a la presidencia, aunque con plata ajena; y, el otro, préstamos con bajos intereses en las entidades bancarias del Estado, pero no en el banco de su propiedad. Ambos repudiaron a sus contrincantes “tiktokteros”, pero allí les vemos en Tik-Tok: el uno con zapatos rojos y haciendo peligrosas acrobacias y el otro rescatando perritos con sonrisa de marketing. Ambos –economista y banquero– dicen tener la solución para la quiebra del Estado ecuatoriano: el uno propone “un amplio acuerdo social para la regeneración de riqueza” –¿será que recuperan lo robado por algunos de sus ex-compañeritos? – mientras el otro desea “promover una economía de ciudadanos libres y prósperos” –¿a quiénes se referirá? – mientras crece el desempleo, la deuda es inmensa y las arcas del Estado están vacías. Los dos señalan la corrupción como la pandemia mayor del país: el uno promete “transparentar el uso de fondos públicos y rendir cuentas”–a confesión de parte, relevo de pruebas–, aunque de ahora en adelante, nada de tocar el pasado, mientras el otro ofrece promover una “cultura anticorrupción” –¿será una propuesta posmoderna? –. Crece la incertidumbre en el país, las elecciones nos ponen la piel de gallina, el próximo Gobierno estará asentado sobre un fuerte y penetrante tufo a fraude electoral mientras crece la intención por el Voto Nulo. (O)