Pueblos Hermanos

Andrés F. Ugalde Vázquez. @andresugaldev

Este fenómeno llamado globalización, puede resultar un fenómeno desconcertante debido a esta evolución hacia la aldea global que nos homogeniza en una cultura universal donde las identidades pasan a un segundo plano. Una lógica global, poblada de multinacionales y claves culturales transmitidas desde las plataformas virtuales, en el que innumerables sociedades pretenden convertirse gradualmente en caricaturas de las economías desarrolladas mientras se pierden en el consumismo y la cultura de las masas. Un fenómeno global comprendido como este tren hacia la modernidad en el que cada sociedad elige entre subir a bordo, dejándolo todo en el camino, o quedarse en la estación, relegados al atraso y el subdesarrollo.

Yo, personalmente, no lo creo así. Creo, por el contrario, en una forma más humana de globalidad que se puede plantear desde la identidad y las certezas culturales. Una aldea global construida por pueblos que se tienen la mano y se acercan a través de la tecnología mientras conservan intactas las claves de su pasado. Pueblos que aprenden juntos a pensar globalmente y luego actuar localmente en función del progreso de su gente y las vocaciones de sus territorios.

Por eso siempre son buenas noticias cuando escuchamos que nuestra Cuenca, nuestra maravillosa Cuenca, comienza a levantar puentes con otros territorios del planeta, buscando de ellos aprender, enseñar y progresar.  Por eso felicito, de corazón, esta serie de iniciativas de la Dirección de Relaciones Internacionales, en la Ilustre Municipalidad de Cuenca, por la que y a través del proyecto “Cuenca en Otras Latitudes”, se han consolidado tres procesos de hermanamiento, con las ciudades de Peekskill (en el Estado de Nueva York); San Miguel de Allende (en México) y la región italiana de Le Marche, con su capital en la ciudad de Ancona.

Tres procesos que nos permiten comprender la globalización de una manera distinta. Y ojalá sea este el comienzo del tejido de una grande red de pueblos y territorios en los que Cuenca ocupe un lugar central, tanto para compartir toda la riqueza de nuestra industria, nuestra academia, nuestro inigualable patrimonio y nuestros tesoros ambientales, como por aprender de otros pueblos convirtiéndonos también en obreros de su progreso… (O)