Día Mundial del Síndrome de Down: la inclusión es aún una utopía

En Cuenca todavía no existen espacios suficientes para la inclusión de personas con esta condición.

José Daniel Álvarez tiene Síndrome de Down y recibe hipoterapia en el centro Kawallu. Él realiza varias actividades mientras acoge los beneficios terapéuticos del caballo. XCA

Este 21 de marzo se conmemora a nivel mundial el Día del Síndrome de Down. La fecha es aprovechada para visibilizar las necesidades que tienen las personas con esta condición, puesto que muchas veces sus derechos son vulnerados.

Daniel Álvarez es padre de Julio Daniel, de ocho años, quien tiene Síndrome de Down. Para Álvarez, la inclusión en Cuenca todavía es una utopía, puesto que no existen los espacios suficientes para incluir a personas con discapacidad física o intelectual. Para el ciudadano, una de las brechas más significativas ha sido la falta de centros especializados en la educación de personas con Síndrome de Down.

“La inclusión educativa es una utopía, no existe en realidad. No tenemos escuelas públicas ni privadas, y si se encuentran escuelas para personas con discapacidad en el sector privado, es un costo exagerado porque lo primero que deben hacer los familiares es contratar un profesor ‘sombra’. Nosotros tenemos la suerte de vivir en la ciudad, pero imagínense la situación de las personas que tienen Síndrome de Down y que están en la zona rural, no tienen acceso ni siquiera a terapias”, sostiene Álvarez.

Así también, Elizabeth Cabrera, madre de Julio Daniel, comenta que hace un poco más de un año, antes de que se cerraran los centros educativos por la emergencia sanitaria en el país, su hijo fue víctima de discriminación por parte de un establecimiento educativo que argumentó no estar en capacidad para atender a personas con Síndrome de Down.

“Nos llamaron a una reunión y nos dijeron que la Unidad Educativa no está preparada para continuar con la educación de un niño con Síndrome de Down, que no podían atender esa discapacidad. Muy aparte de si alguien cuenta con los recursos o no, no existe un lugar que brinde facilidades y cumpla con la ley, porque la educación es un derecho para todas las personas”, indica Cabrera.

Por ahora, Julio Daniel se encuentra en otro centro regular, donde un 4% de estudiantes tiene discapacidad, sin embargo, debido a las clases virtuales, se dificulta su aprendizaje. Sus padres esperan que en un futuro cercano, las cosas puedan marchar de mejor manera.

Hipoterapia y Síndrome de Down

Una terapia complementaria para personas con Síndrome de Down, es la hipoterapia, que consiste en aprovechar los beneficios terapéuticos del caballo. En el caso de las personas con Síndrome de Down, los beneficios de esta terapia son varios. La hipoterapia estimula el sistema nervioso, ayuda a la motricidad, y a la vez, permite crear vínculos sociales, con los animales y con la naturaleza en sí.

Julio Daniel participa de este tipo de terapias desde que cumplió un año. Actualmente las recibe en el centro Kawallu.

“En este centro están no solo personas con discapacidad o con Síndrome de Down, sino también personas que no tienen discapacidad o Síndrome de Down. La hipoterapia favorece la sociabilidad, que es lo que buscamos como padres, incluir a nuestros hijos en la sociedad, que sean tratados como lo que son: seres humanos”, sostiene el padre del menor. (I)

La ayuda social en un centro de hipoterapia

Carolina Larriva es fundadora del Centro de Hipoterapia “Kawallu”, creado hace tres años, cuya base inició en un voluntariado que Larriva realizó en conjunto con el Centro Agrícola Cantonal y Cedin Down, para la atención de personas con Síndrome de Down.

Larriva e Isabel Calle son quienes están al frente del centro, ubicado a pocos metros de la entrada a Nulti, por el ingreso de la nueva Feria de Carros. Actualmente, este centro ha ampliado sus servicios y recibe a personas con o sin discapacidad. En este espacio, el factor económico no es un límite, dado que el centro da facilidades a quienes no pueden costear la terapia.

“Kawallu no pertenece a nadie porque es la obra de una comunidad entera. Con autogestión, hemos logrado obtener auspiciantes para el mantenimiento del centro y alimentación de los caballos, porque la actividad es bastante onerosa. Antes de la pandemia teníamos cuatro proyectos, uno de ellos, el de ‘Voluntariados Kawayu’, que era nuestra razón inicial. Venían centros y fundaciones de la ciudad, y una escuela especial de Gualaceo, con quienes trabajábamos y dábamos apoyo. Eran al menos 250 niños beneficiados”, señala Larriva.

Otro proyecto que maneja el centro es el denominado “Comunidad Kawallu”, que es la terapia en sí con personas que tienen una condición. En este caso, además de la terapia física con el caballo, se trabaja la parte emocional y psicológica de las personas, para darles seguridad. Asimismo, un tercer proyecto llamado ‘Baby Kawallu’ se centra en la estimulación temprana.

“La hipoterapia tiene tres principios fundamentales: trasmisión de impulsos rítmicos que genera el caballo cuando estamos subidos. Esto hace que los jinetes estén atentos, las ondas alfa del cerebro aumentan y es mucho más fácil aprender. El segundo principio es la transmisión de temperatura del caballo al jinete, que hace que los músculos se relajen y los ligamentos se extiendan más. Un tercer principio es la locomoción, que fortalece los músculos de las piernas y de la espalda”, Isabel Calle, coordinadora del centro. (I)

Minga por la inclusión

Por otro lado, hoy, a partir de las 18:30, la Catedral Vieja se iluminará con los colores azul y amarillo, como recordatorio del Día Mundial del Síndrome de Down. En este lugar se concentrarán colectivos que luchan por los derechos de las personas que tienen esta condición. El propósito es memorar y disfrutar la vida, la diversidad, el respeto, la tolerancia y la inclusión, según ha manifestado el Centro Huiracocha Tutivén, quienes además han emprendido el Festival por la Inclusión “Tu mundo en un cuento”, en el que participan 30 instituciones, con 53 videos cuentos. Mañana se conocerá a los ganadores. (I)