Segunda vuelta

La primera vuelta electoral, en la que participaron 16 candidatos, 12 de los cuales no llegaron al 3%, suena a chiste de mal gusto y lleva a pensar con seriedad los requisitos que se debe reunir para inscribirse en los comicios de primera magistratura. La segunda vuelta se ha generalizado en muchos países para conocer con más seriedad la voluntad popular, aunque ocurra que algunas personas votarán por lo que consideran “mal menor”. Teóricamente,  se ofrece a la ciudadanía la oportunidad para reflexionar con mayor madurez en las condiciones y aptitudes que deberían tener los jefes de Estado y en los intereses reales en el destino de los pueblos.

Sin hacer juicios de valor sobre los dos contrincantes, para el elevado porcentaje de electores que no votaron por ellos, es la oportunidad para hacer juicios de valor sobre lo que realmente se espera y evaluar con mayor solidez los proyectos de gobiernos de los contrincantes, sus propuestas y cuántas de ellas tienen un matiz populista con una serie de ofertas inmediatistas, cuyo cumplimiento es dudoso y son ajenas al destino a largo plazo de la colectividad política, que es lo que se espera en una democracia cuyos gobernantes no son perpetuos, y reciben un período de tiempo el mandato como un encargo en cuyo ejercicio la crítica y desacuerdos son parte del sistema.

La segunda vuelta es una oportunidad para que la ciudadanía madure en su capacidad de ser actores, aunque sea indirectos, del destino nacional. En estos procesos a ninguno de los contrincantes les gustaría perder, al igual que a sus partidarios, pero es fundamental en la vida política saber aceptar las derrotas al igual que el ejercicio del poder de quienes piensan y tienen aspiraciones diferentes. No se trata de un sistema perfecto y cometer errores es propio de la condición humana, pero posibilita la práctica de la libertad ciudadana en la que es esencial, superando impromptus e impulsos, analizar con frialdad necesaria, la solidez de las motivaciones para optar por las alternativas que se ofrecen.