Andrés, no mientas otra vez

Aurelio Maldonado Aguilar

Extrañé en el debate a León Febres Cordero y recordé su forma varonil y chabacana de enfrentar al rival. Igual recordé con nostalgia los concursos anuales de caballos en el cortijo donde fui recibido generosamente muchos años. “Tú no eres más que una marioneta regordeta y parlanchina con facha y cara de teniente político ocioso de anejo lejano de la serranía, que sigue el discurso trazado desde Bélgica de un delincuente ya juzgado que quiere regresar él y su pandilla, para lavar sus delitos” Estoy seguro que lo hubiera dicho sin ambages y con el mechón blanco ondeando irascible su noble frente. Más, Lasso, delicado, culto y menos confrontativo, se burló muy elegantemente de su adversario, tomándolo como un párvulo sin criterio. Andrés, no mientas otra vez, frase repetida cada vez que don hablaba, me parecía escuchar un padre o abuelo aconsejando al chiquilín que no mienta. Otra estocada magistral, cerebral y bien pensada fue cuando fingiendo confusión dijo, Rafael, perdón Andrés, dando a entender al público inteligente que no se enfrenta al chiquillo risueño y rollizo de voz y sonrisa de emparamado, sino a una bien organizada pléyade de delincuentes de la más fina ralea, algunos presos y otros gozando del inmenso capital robado a nuestro mártir, inocente e ingenuo pueblo, que sacado en aviones presidenciales, coimas, valijas, cuentas secretas y testaferros, engordan sus faltriqueras. Entonces el mozalbete saca la constitución de bolsillo, en un ademán calcado del gorilón Chávez y su obtusa marioneta, Maduro, que lo único que tiene maduro es su estulticia y la crisis venezolana. Diferente forma de lidiar de León y Lasso, pero creo que ambas efectivas. Opinando del debate, diría que fue superficial, pues tan grandes son los temas, que apenas se enunciaron, coincidiendo que tenemos gravísimos problemas en muchos aspectos y no solo los 5 tratados. Fue un tiempo escasísimo para discutir a fondo problemas que, de querer hacerlo, cosa imposible, duraría días el debate. El cómo, fue el gran ausente. Se cumplió la disposición del CNE, dejando claro y sin ninguna duda, que Lasso tiene experiencia y honestidad y al frente, un risueño púber siguiendo libreto del delincuente Correa, pero a la vez, cosa que resulta imposible, intenta desmarcarse del bandido. Correa besó, erigió, abrazó, lisonjeó a Moreno y hoy ofrece perseguirlo como perro con hambre. No olviden que son traicioneros de primer nivel. (O)