Memorias sobre un ensayista

María Eugeni Moscoso C.

Conocí de siempre a Antonio Lloret Bastidas, quien me brindara una especial amistad. A Antonio Lloret siempre lo acompañó la inquietud sobre el acontecer local y nacional y, de allí, surge su identidad como “Cronista de la Ciudad”. El enorme sentido crítico que lo caracterizó, atravesó sus textos, de tal manera que bien puede ser considerado como un escritor que recabó en profundidad y en fortaleza, los hechos y los personajes. Su enorme biblioteca era un lugar para la reflexión, la creación y el encuentro con los amigos. De ella, sus hijos han rescatado algunos ensayos que fueran escritos en torno a las obras de grandes figuras del devenir nacional.

“Ensayos para la Memoria”, es un libro muy bien logrado y presentado ahora, a la ciudad de Cuenca, con ocasión del Bicentenario de nuestra ciudad y el centenario del natalicio de Antonio Lloret B., quien con la gran capacidad expositiva que acompañara sus textos, destaca figuras como las de Fray Vicente Solano, Honorato Vásquez, José Peralta, Juan Montalvo, Manuel J. Calle, Roberto Andrade y José María Vásquez de Noboa. Su género literario más sostenido –no hay duda- fue el ensayo, que lo presenta en esta ocasión, con el uso esmerado del lenguaje y su gran precisión, tanto formal como conceptual y, como no ha de serlo, cuando su trayectoria profesional, se viera reconocida y avalada en el nombramiento que recibiera Antonio Lloret, como Académico de la Lengua, capítulo Ecuador, desde su doble dimensión, primero como Miembro Correspondiente y, luego como Miembro de Número.

A finales del año 2020, en el mes de noviembre, se apagó la voz creativa de Antonio Lloret que acabara con su larga producción, luego de sus ochenta años de provechosa existencia. La ciudad de Cuenca fue honrada con la palabra inspirada y orientadora de este cronista singular y hoy, con esta singular publicación, “Ensayos para la Memoria”. (O)