El teatro cuencano conmemora su día en medio de la precariedad y la resistencia

Pocos grupos han logrado sostenerse con sus obras de teatro en medio de la pandemia. Cortesía

Un día como hoy hace un año un grupo de artistas escénicos de Cuenca se reunió para definir las acciones que tomarían una vez declarada la emergencia sanitaria en el país a causa de la Covid-19.

Sin saberlo, aquel 27 de marzo de 2020, día en que también se celebra el Día Internacional del Teatro, se formaba Búnker Escénico, una agrupación que tuvo que afrontar los efectos de la pandemia a como dé lugar.

Si antes de que llegara el nuevo coronavirus la situación de los artistas escénicos ya era compleja, el confinamiento solo agravó y evidenció la precariedad en la que vivían las personas que se mantenían a través del teatro.

De acuerdo a una serie de encuestas que aplicaron los dirigentes del Búnker Escénico, solamente el 77 % de artistas escénicos de la ciudad contaba con un seguro de salud y un 7 % tenía un trabajo estable.

Con el cierre de los teatros de Cuenca y con la prohibición de realizar eventos, la vida de los artistas se complicó todavía más.  “El 50% de artistas alquila una casa. Para nosotros lo más preocupante era buscar las maneras para que puedan pagar los arriendos”, explicó Lorena Barreto, miembro del Búnker Escénico.

Ante la situación buscaron la forma de trabajar de manera virtual. Algunos pudieron hacerlo, pero la gran mayoría no tenía los recursos tecnológicos para transmitir sus historias.

Pero los artistas se lanzaron y surgieron varias propuestas que fueron recibidas por un público pegado a la pantalla en medio de la pandemia.

El teatro desde la Academia

Según Diego Ortega, docente de la carrera de Teatro de la Universidad del Azuay, pasar de la presencialidad a la virtualidad, en el caso del teatro, ha sido “cuesta arriba”, ya que la profesión requiere de la relación física.

“Dirigir, hablar con los actores y actrices, montar una escena, todo ello requiere de la presencialidad. Es casi imposible que sea virtual, y los que han hecho desde lo virtual han necesitado de muchos equipos para que salga bien, y no todos cuentan con ellos”, dijo Ortega a diario El Mercurio.

Una situación similar han visto los estudiantes que todavía apuestan por seguir la carrera de Teatro: un vacío ante la falta de prácticas en los espacios físicos que precisa la profesión.

“Para nosotras ya fue difícil empezar con el camino de querer estudiar Teatro, y con la llegada de la pandemia se agudizó nuestra profesión. Es preocupante, pero algo tenemos que hacer”, dijo Michelle Astudillo, estudiante de Teatro.
Cambios

Tanto Michelle como Lorena Barreto coinciden en que debe haber cambios en la concepción del teatro. En primera instancia considerar al teatro como una profesión y no solo como un espacio de entretenimiento. Luego crear políticas públicas para que los espectadores paguen por el trabajo de los artistas.

“Tenemos que luchar contra las instituciones públicas. Estas pagan a un artista y ofrecen una obra gratuita, mientras que nosotros tenemos a poco público que paga por nuestro trabajo”, dijo Barreto.

Cuando aún falta mucho para que termine la emergencia sanitaria, los artistas continúan esforzándose para adaptarse a la realidad actual; no obstante, sin la generación de políticas que dignifiquen la profesión, la precariedad en el arte continúa siendo una realidad en Cuenca.

  • 77 % de los artistas escénicos contaba con un seguro de salud cuando empezó la emergencia sanitaria.
  • 7 % de artistas tenía un trabajo estable. El resto dependía de sus propios proyectos.
  • 50 % de artistas arrienda una casa, pero con la pandemia resultó complicado cumplir con ese y otros gastos.