Claudio Arias A; Médico y Maestro

Tito Astudillo y A.

Fue nuestro Maestro y regresó a la Luz. Trascendía de esa última generación de protomédicos cuencanos, médicos de vocación, servicio y magisterio; médicos de cabecera que visitaban en su casa a los enfermos, escuchando, aconsejando y prescribiendo sus fórmulas magistrales; eruditos profesionales e investigadores natos; ciudadanos de ciencia y cultura, animadores constantes del progreso; generosos filántropos, sagaces contertulios; educadores de aula, hogar y comunidad.

De esta legión de ilustrados galenos, recordamos a Claudio Arias Argudo+, Médico Internista y Dermatólogo, fraterno y cordial hasta la amistad, informal hasta la simplicidad que da la entereza, como cuando piloteaba autos de competencia o dictaba sus clases en la consulta, en la visita, en la biblioteca o en los jardines del viejo hospital, espacio ideal para hablar del poder curativo de las plantas, de medicina natural y tradicional, andina, tropical, de la amazonia y universal; de la relación hombre naturaleza, salud enfermedad, médico paciente, maestro discípulo. Lector de los grandes filósofos, como no recordar su carta desde Viena a los estudiantes cuando Decano; Distinguido y cercano, siempre rodeado de sus alumnos o colegas caminando los pasillos del viejo hospital, “San Vicente de Paul”, de cuya recuperación, como Museo de Historia, fue un pionero.

Hizo de la medicina una escuela de formación desde la cátedra universitaria, sociedades de Dermatología e Historia de la Medicina; de servicio, como Director Provincial de Salud, Decano, en la atención médica pública y privada; de solidaridad humana y reciprocidad desde el gremio médico, la Masonería, Bomberos, Cruz Roja y Rotarios; cátedra de ciudadanía y librepensamiento desde la cotidianidad. Espacios en los que cristalizó, su vocación de servicio, perfeccionamiento humano y mejoramiento social. (O)