El predicador papal critica a los católicos divididos por la política

El papa Francisco conmemoró  la Pasión del Señor con una celebración en la Basílica de San Pedro del Vaticano en la que el predicador de la Casa Pontificia, Raniero Cantalamessa, afirmó que la causa más común de división entre los católicos es la política, que toma ventaja sobre la religión.

«¿Cuál es la causa más común de las divisiones entre los católicos? No es el dogma, no son los sacramentos y los ministerios: todas las cosas que por singular gracia de Dios guardamos íntegras y unánimes. Es la opción política, cuando toma ventaja sobre la religiosa y eclesial y defiende una ideología, olvidando del todo el sentido y el deber de la obediencia en la Iglesia», afirmó.

«Esto, en muchas partes del mundo, es el verdadero factor de división, incluso si es silenciosa o desdeñosamente negada. Esto es un pecado, en el sentido más estricto del término. Significa que ‘el reino de este mundo’ se ha vuelto más importante, en el propio corazón, que el Reino de Dios».

El predicador papal ofreció la homilía en la misa de la Pasión del Señor de este Viernes Santo, que fue presidida por el papa Francisco en la Basílica de San Pedro del Vaticano.

La celebración comenzó cuando el papa se postró bajo el altar papal, debajo del que se cree que reposan los restos de San Pedro, y permaneció durante unos minutos orando en silencio.

Después Jorge Bergoglio se sentó en un trono frente a la escultura de San Pedro y así permaneció en silencio, escuchando la homilía de Cantalamessa, quien afirmó que «la fraternidad se construye exactamente como se construye la paz, es decir empezando de cerca, por nosotros, no con grandes esquemas, con metas ambiciosas y abstractas».

«Esto significa que la fraternidad universal comienza para nosotros con la fraternidad en la Iglesia católica. Dejo de lado también, por una vez, el segundo círculo que es la fraternidad entre todos los creyentes en Cristo, es decir, el ecumenismo», apuntó.

«¡La fraternidad católica está herida! La túnica de Cristo ha sido desgarrada por las divisiones entre las Iglesias; pero —lo que es peor— cada trozo de la túnica está dividido a menudo, a su vez, en otros trozos. Hablo naturalmente del elemento humano de la misma, porque la verdadera túnica de Cristo, su cuerpo místico animado por el Espíritu Santo, nadie la podrá nunca herir. A los ojos de Dios, la Iglesia es ‘una, santa, católica y apostólica’, y permanecerá como tal hasta el fin del mundo», dijo.

Antes de terminar, el predicador recordó que «el Concilio Vaticano II confía en particular a los laicos la tarea de poner en práctica, en las diversas situaciones históricas, las enseñanzas sociales, económicas y políticas del Evangelio. Estas pueden traducirse en opciones incluso diferentes, cuando sean respetuosas con los demás y pacíficas».

La Liturgia del Viernes Santo es la única del año en la que no hay consagración, pero sí comunión.

Esta noche, Francisco presidirá el Via Crucis, que representa el camino de Cristo a la cruz, pero al igual que el pasado año tendrá que hacerlo en una vacía plaza de San Pedro por la pandemia de coronavirus y no el Coliseo romano, como es tradición, por ser un símbolo de la persecución y del sufrimiento de los primeros cristianos. EFE