El destino del país

Juan F. Castanier Muñoz

Seguramente a esta hora ya se conozca el ganador de las elecciones y, por tanto, quién gobernará el Ecuador en los próximos cuatro años. La campaña estuvo caracterizada por muchas ofertas, todas ellas dirigidas a lograr el favor del electorado y quizás con la novedad de la participación de las agrupaciones que ocuparon el tercero y cuarto lugar en la primera vuelta, encabezadas por sus respectivos presidenciables, y cuyas posturas, dado el porcentaje de votos alcanzados por ellas, adquirían una importancia clave en el resultado final.

Dada la nueva participación del correismo luego de catorce años en el poder, traiciones y odios incluidos, la elección de ayer fue señalada por muchos analistas como una “elección diferente”, una elección en la que el país se jugaba su futuro, una elección que iba a representar un antes y un después en la historia reciente del Ecuador, y muchos ecuatorianos estamos de acuerdo con este planteamiento porque, si ha ganado Arauz, y conociendo los antecedente inequívocos de su “combo”, no nos queda ninguna duda de que regresaremos a un pasado oprobioso, autoritario y de pronóstico reservado para la sociedad. Si el triunfador ha sido Lasso, mantendremos la aspiración de un cambio, que en medio de las turbulentas aguas, permita enrumbar la nave del Estado con seguridad, pero sobre todo, con pulcritud, no solo en el manejo de los bienes públicos sino en la conducción seria de las relaciones con aquellos actores que estén dispuestos a hipotecar sus intereses y agendas particulares, en aras de las coincidencias y el progreso comunitario.

Los ejemplos políticos de la vecindad internacional no son del todo halagadores y los grupos sociales vulnerables, es decir, aquellos grupos marginales altamente susceptibles a la demagogia y el populismo, continúan siendo una mayoría significativa, de ahí, la responsabilidad de los líderes para agotar los esfuerzos en la lucha por corregir las desigualdades y mejorar la madurez y la capacidad de discernimiento del electorado latinoamericano. (O)