El país espera y desespera

Carlos Castro Riera

Terminaron las elecciones y se cierra el mercado de la política, la oferta y demanda de soluciones, se retira toda la parafernalia incluyendo maquillaje, consignas, eslóganes, el marketing político, la publicidad engañosa y la virulencia de las redes sociales. Quedan las deudas por pagar y la cruda realidad de la vida diaria que habla por sí misma y cuestiona discursos, modelos e ideologías, surgiendo de inmediato la pregunta ¿cómo y con qué se cumplirán las promesas electorales?

Empieza a correr la cuenta regresiva para el cumplimiento del programa electoral y otros compromisos efectuados al calor de la campaña y está por verse el equipo de ministros, colaboradores y las agendas de las bancadas legislativas, todo en un momento especialísimo nunca vivido en la historia ecuatoriana con una concurrencia de calamidades que azotan al país y un pueblo que espera una luz al final del túnel y desespera.

En efecto, se evidencia al concluir las elecciones, sentimientos encontrados: por un lado, la angustia, desesperación y temor por lo incierto de la evolución de la pandemia, el desempleo, la corrupción y la crisis fiscal; y, por otro, la esperanza de que con el cambio de gobierno se pueda reorientar el país con planificación, liderazgo, capacidad y eficacia en el tratamiento de la crisis sanitaria, económica y ética.

El nuevo gobierno tendrá que superar el desorden y la corrupción en la vacunación, fortalecer al IESS y el sistema de salud pública, dinamizar la economía desde la pequeña y mediana producción para fomentar el empleo y garantizar la alimentación, reprogramar la deuda externa desde los intereses nacionales, priorizar el gasto en salud y educación, cuidar el patrimonio público y evitar las privatizaciones peor en una época de depreciación, voracidad e imposición foránea, impedir la minería en fuentes de agua y páramos, hacer realidad la descentralización, prevenir y no dejar en la impunidad la corrupción, recuperar el dinero robado, enfrentar la violencia contra la mujer, normar y respetar su decisión frente al embarazo por violación, erradicar el racismo e integrar al país con la plurinacionalidad, la interculturalidad y crear grandes consensos sociales, ambientales, democráticos y superar tanta injusticia social. (O)