Familiares en el poder

La historia política del mundo está llena de la intromisión de familiares cercanos de quien gobierna un país, una ciudad o cualquier otro ente desde donde se ejerce el poder.

Muchos mandatarios se vieron envueltos en corruptelas por injerencia de esposas, hermanos y primos, que suelen colarse, por lo general de manera solapada, en la administración y hasta en la toma de decisiones.

En países dictatoriales, Corea del Norte por ejemplo, la lucha por el poder incluso lleva al cometimiento de crímenes, de forzados exilios, todo con el fin de conservar el poder, esa representación especial que confieren los electores a una persona, pero que le puede terminar obnubilando, desquiciando a veces y, por su puesto, engolosinando, y hasta hacerle creer que lo puede heredar.

Ese vaciamiento de valores no ataca solamente a quienes dirigen los pueblos desde las instancias para las que  fueron elegidos. También a los que, por encargo de aquéllos, comandan las diversas instituciones públicas.

La historia reciente de Ecuador está llena de casos que involucraron a hermanos, tíos, sobrinos, cuando no de “amigotes”, cuyas corruptelas llenaron de vergüenza al país. Algunos están presos; pero los más disfrutan de las coimas.

En esta semana estalló un caso similar. El involucrado es el contralor general del Estado. Supuestamente su sobrino hizo de las suyas para permitir que fluya el dinero de las coimas exigidas en Petroecuador a cambio de desvanecer glosas millonarias y el pago de planillas a una empresa contratista.

Según Fiscalía, de la trama corrupta formó parte quien fuera mano derecha del actual gobernante. Hasta llegó a dirigir el Ministerio de Recurso Naturales, cuya “mina de oro” parece ser Petroecuador, convertida, con excepciones de rigor, en cueva de corruptos. ¿No debería mejor llamarse Petrocorrupción?

El alcalde de Quito está al borde la destitución. Un hijo suyo está involucrado en posible tráfico de influencias para favorecer contratos, y a través de terceros, para hacerse de ellos.

Familiares en el poder, tras el poder, o que hasta lo ejercen, es otra corruptela que abate al país.