La gestión de Lenín Moreno

Dentro de un mes el presidente Lenín Moreno dejará el poder. Y lo hará con un 4 % de credibilidad y el 6 % de aprobación a su gestión, según CEDATOS, la encuestadora de mayor credibilidad en el país.

Moreno llegó al poder en circunstancias electorales no tan claras; y cuando Alianza País, el movimiento político que en diez años no perdió una elección, planificó seguir en él gracias a la reelección indefinida.

El tiempo juzgará de manera más clara y menos apasionada la gestión del mandatario saliente.

Sin embargo, los que escriben la historia posiblemente no dejarán de anotar que, si Moreno no renunciaba a seguir la misma línea ideológica, las mismas prácticas que su mentor político, e igual el control sobre los demás poderes del Estado, otro sería ahora el panorama político en Ecuador.

Si él, como muchos lo sostienen, fue el escogido para utilizarlo a su manera, aun escondiendo las trapacerías cometidas, su decisión, si bien no radical, de “rajarse” del árbol político que le dio sombra y frutos, marcó el giro electoral que ahora tiene Ecuador.

Cómo no reconocer su decisión para que su vicepresidente sea juzgado y sentenciado.

La consulta popular que propuso para quitar el control casi omnímodo del Ejecutivo sobre las otras funciones del Estado y aun de la población, permitió liberar al país de una pesada carga.

Quedó pendiente en esa consulta, quizás el mayor aparato de control: el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social, cuya desaparición ahora lo lleva adelante un colectivo ciudadano, por el momento sin éxito en una cuestionada e impopular Asamblea Nacional.

Sobre el resto de la gestión de Moreno se dice y se dirá de todo. Y, de hecho, ha dado motivos. Su fallida “cirugía mayor a la corrupción”, una lacra que también acompañó a su gobierno; la casi nula obra pública, un manejo económico poco efectivo, agravado por el excesivo endeudamiento y de pobreza fiscal que heredó, por el paro violento de octubre de 2019, y ahora por la pandemia cuya gestión le deja con saldo en rojo.

Habrá tiempo para transparentar cómo deja al país Lenín Moreno.