Mónica Amboya, la primera árbitra ecuatoriana que irá a los Juegos Olímpicos

Si usted ha escuchado Vida de Rico le puede resultar motivante saber que los sueños se hacen realidad y que para ser feliz no se precisa de riquezas. La canción del cantautor colombiano Camilo es una de las preferidas por la árbitra asistente Mónica Amboya, quien será una de las embajadoras del Ecuador en los Juegos Olímpicos de Tokio.

La música romántica, aquella que refleja vivencias diarias o sentimientos que muchas veces no pueden exteriorizarse con palabras, es la favorita de la riobambeña de 38 años, quien empezó su carrera deportiva en el atletismo a los 12 años. Aún posee dos récords en 3.000 metros con obstáculos.

El seis de agosto de 2004 cronometró 10m11s98c e impuso el récord nacional absoluto en el Iberoamericano de Huelva, España. El 20 de agosto de 2005, en los Juegos Bolivarianos de Armenia, Colombia, se proclamó campeona e impuso un nuevo récord en este tipo de justas al cronometrar 10m35s65c.

“Como fui atleta, tenía la aspiración y estuve cerca de ir a Juegos Olímpicos. Ahora el arbitraje me está dando la posibilidad de representar a mi país en esta cita deportiva”, indica la madre de Katia (19 años) y Carmen (13 años) no sin antes agradecer a Dios “por las bendiciones”.

Ajustes

El 15 de julio estará en Tokio. Hasta esa fecha tiene que cumplir una serie de trámites, ponerse al tanto del protocolo de bioseguridad, y ajustar detalles en la parte física y técnica sin descuidar unas clases intensivas de inglés.

Entre los ajustes físicos destaca la velocidad para llegar en óptimas condiciones a los chequeos que le harán antes del viaje. Entre los ajustes técnicos menciona las situaciones de posicionamiento y la toma decisiones en una y otra jugada que solía ensayar con futbolistas en un campo de juego, pero la pandemia le obligó a buscar otros mecanismos.

Para Mónica, nada de lo que está viviendo es causa del azar. “La mejor clave para el éxito es trabajar, soñar, nunca darse por vencidas y amar lo que se hace”, resalta la también docente de matemáticas en la Unidad Educativa Jefferson.

Después de Tokio empezará su preparación para un nuevo reto internacional ya que ha sido considerada en el proceso para la Copa Mundo FIFA de Fútbol Femenino a desarrollarse en Nueva Zelanda en 2023.

Ya estuvo en el Mundial Femenino U20 de Nueva Guinea 2016 y en el Mundial Absoluto de Francia 2019. “Mi sueño es terminar la carrera de muy buena manera y devolver al arbitraje todo lo que me ha dado con mis compañeras y compañeros que viene detrás”.

El arbitraje

Mónica nació el nueve de julio de 1982. Tenía 15 años cuando ingresó al curso de arbitraje sin imaginarse que tendría algunas barreras en el camino, propias de una sociedad machista. Admite que tuvo que batallar bastante para que le den la misma confianza que recibían los varones y sobre todo la misma credibilidad en las decisiones.

Su ascenso en el escalafón tuvo su momento cumbre cuando en 2010 recibió la escarapela FIFA. Pasó alrededor de 15 años en Segunda Categoría antes de llegar a la Primera División debutando oficialmente en la Serie A en 2019.

Pero su primera experiencia en la máxima categoría del balompié ecuatoriano se dio a sus 17 años. Pasó de cuarto a segundo árbitro suplente por ausencia del titular en el partido entre Olmedo y Deportivo Quito en el Olímpico de Riobamba.

Sus inicios en la Primera Categoría tampoco fueron color de rosa. “Tuve inconvenientes con jugadores en la Serie B…, venían a reclamarme decisiones que a veces no eran coherentes”. Asegura que con el tiempo y con sus participaciones internacionales empezó a ganar credibilidad y confianza de que puede desarrollar un buen trabajo. “Ahora saludan, son muy amenos, ya no es el reclamo tan airado como era antes”.

Anécdota

Entre sus experiencias inolvidables hubo una que le hizo pensar seriamente en la profesión que había elegido. Al año de graduarse como árbitra, fue agredida, igual que sus compañeros de la terna, en una cancha barrial. Tuvieron que darle medicamentos por los golpes que recibió en la espalda.

Ya han pasado algunos años de ese hecho condenable. Hoy menciona estar feliz de hacer lo que le gusta y está comprometida en llegar a los Juegos Olímpicos en buenas condiciones para “mostrar que el arbitraje ecuatoriano está trabajando fuerte y estamos con miras a hacer las cosas muy bien”. (BST)-(D)