Sebastián Carrasco entra a la historia al ascender con asistencia el Cayambe

Sebastián Carrasco celebra con los guías de montaña su ascenso al Cayambe. Foto Andrés Molestina G.

Los límites están en la cabeza. Si no lo cree pregúntele a Sebastián Carrasco, más conocido como “Zuco”. El 22 de abril pasado se convirtió en la primera persona con discapacidad física en llegar de forma asistida a la cumbre del Cayambe, a 5.790 msnm. El descenso, la parte más dura, fue aún más increíble.

“Luego de la guerreada cumbre, después de varios días que estuvieron en campamentos de aproximación, se bajó en parapente este loco”, narró Karl Egloff. Antes, destacó que el andinista quiteño es un ejemplo porque “mostró que los límites los pone cada uno y que nada es imposible”.

Egloff formó parte de las cerca de 20 personas, en su gran mayoría guías de montaña, que estuvieron al frente de la logística y seguridad. “Agradecido con la vida de haber podido aportar un poco para este sueño que nos regaló muchas lágrimas. Como decía mi estimado amigo Paúl Guerra (guía de montaña): Si pudiéramos ser así en la vida siempre, el mundo sería diferente”.

El Movistar Aventura Team detalló que el ascenso tomó tres días con jornadas súper duras. “El clima ayudó para que el Zuco pueda bajar en parapente desde la cumbre hasta más abajo del refugio. Fueron 2.000 metros de desnivel sobre el cielo; esto aparte de ser una experiencia única, evitó un descenso de siquiera 10 horas de nuestro deportista”.

Sensaciones

“Ya han pasado algunos días y la verdad es que todavía me cuesta asimilar lo hermoso que fue”, escribió ayer Carrasco. “Tengo que reconocer que soy una persona muy afortunada porque soñar en grande no sirve de nada si no tienes un equipo que esté dispuesto a darlo todo por alcanzar ese sueño”, añadió.

El Zuco quedó parapléjico al caer de unos 10 metros mientras estaba escalando. Mientras ascendía al Cayambe “viví el verdadero significado de lo que es el montañismo para mí: solidaridad, compañerismo, trabajo en equipo y amistad pura. Nunca antes los había visto a mis panas tan sacados la madre… tanto fue así que llegué a pensar que no íbamos a lograr llegar a la cumbre”.

“Esos tres días de ascenso nos partieron del cansancio, nos sacaron lágrimas de felicidad, nos llenamos de motivación y buena energía para que todo se diera perfectamente… Una vez más me doy cuenta de que los límites están en nuestra cabeza y que trabajando en equipo llegamos más lejos”. (BST)-(D)