Quince años después

Mario Jaramillo Paredes

En el Azuay los dos grandes triunfadores fueron Guillermo Lasso y Yaku Pérez. Los dos acabaron con quince años de supremacía correísta. En la primera vuelta Lasso obtuvo en el Azuay algo más de sesenta mil votos, el catorce por ciento del total. En la segunda vuelta alcanzó los ciento ochenta y siete mil votos, más del cincuenta y seis por ciento. Fue una victoria que sorprendió, pues casi nadie para esperaba esos resultados en una ciudad con tradición correísta de tres lustros.

En los inicios de la carrera política de Correa, tres de cada cuatro cuencanos se dejaron seducir por el caudillo y su carisma. Unos, atraídos por un discurso irreverente, otros y otras hasta porque era buen mozo y no pocos porque vieron la posibilidad de hacer dinero, como efectivamente lo hicieron. En el 2013 sacó en el Azuay más del sesenta y cuatro por ciento de votos. En el Referéndum para la Constitución montecristina, recibió aquí más del ochenta y tres por ciento de apoyo. Todo lo que él tocaba se convertía en votos. Algunos convirtieron los votos en oro.

Lasso en esas circunstancias históricas tenía cuesta arriba en la tarea de lograr votos en Cuenca. Sin embargo, ganó, contra las previsiones de sabios analistas y sesudos cientistas y cuentistas sociales.

Hay varios intentos de explicar el triunfo de Lasso.  Uno es el cambio de imagen en la segunda vuelta. Otro la perseverancia y capacidad del candidato. Pesó también una trágica historia de corrupción que saqueó al país y generó nuevos millonarios a base de la política. En el Azuay es indudable el trabajo incansable de un equipo humano -sabre todo de gente joven- que liderado por Esteban Bernal consiguió romper la tendencia de quince años. Son los liderazgos que surgen y que mañana en el poder ojalá saquen a Cuenca del aislamiento y el abandono de estos años. (O)