Madre, te recuerdo cada día…

Francisco Chérrez Tamayo

Solo tu infinito amor me pudo conceder el milagro de la vida; con el dulce néctar de tus pechos y tus humanistas enseñanzas, marcaste el camino que me deparo el destino. Tus advertencias y vivencias revolotean en mi mente como palomas mensajeras de paz, y gracias a ellas he transitado un ya largo trecho de mi vida, muy apegado a tus ideales; tratando de entender el comportamiento humano, sobre todo de aquellos seres que hacen del egoísmo, la envidia y la corrupción, su principal virtud. En todas las mujeres que trabajan veo y siento tus manos ásperas, pero limpias, nobles y vigorosas, laborando con denodado esfuerzo para satisfacer nuestras necesidades; para brindarnos educación, así como valores y principios, que es la mejor herencia que un hijo puede recibir. Madre, pasarán las pandemias que deban pasar, pero mis recuerdos siguen intactos, hasta encontrarnos pronto en el más allá.  Recuerdo como cavilaba en tu lecho de agonía, avizorando que algo malo y funesto acechaba mis adentros. Al ver tus parpados cerrados, se perdió tu mirada elocuente, se apagaron los destellos cristalinos de amor que irradiaban tus ojos, solo el reflejo de un opaco cristal quedo como mudo recuerdo. Tras tu féretro se cerró la puerta del jardín de la vida, mi cuerpo se transformó en un mar en llamas. Madre, la solidaridad, el altruismo y la bondad, fueron tu templo y tu evangelio; nunca olvidaré cuantos ejemplos y lecciones nos diste al respecto.  Siempre vivo apegado a la ternura de tu imagen, porque fuiste creadora de lo inesperado, por eso que la vida la hiciste y nos enseñaste a hacerla simple, diáfana, transparente, sin dejar heridas abiertas; como agua cristalina que corre mansa en un límpido arroyo. Madre, siempre tus reminiscencias serán imborrables, un solo recuerdo Tuyo, sin duda que me devuelve la alegría por la vida; es que todos los días habitas en el tabernáculo de mi nostalgia, por lo cual siempre soñare paraísos a tu sombra. En este mes especial, reciban gratos recuerdos todas las madres que están en la tierra, y sobre todo aquellas que gozan del paraíso. (O)