El cobre es el nuevo petróleo

Roberto Vivar Reinoso

Así determina un estudio realizado por la asociación estadounidense de bancos de inversión, fundamentándose en los cambios que experimenta la matriz energética e industrial, para acoplarse al Acuerdo de París a fin de bajar el efecto invernadero causante del calentamiento global. Por ello aumenta la demanda de cobre mientras la oferta es limitada, debido a lo cual el precio de la tonelada subió de ocho a quince dólares.

Ecuador lo posee: hasta el momento disponemos de 11 millones de toneladas en el proyecto “Mirador”; 21.000 “Loma Larga”; 10,9 millones “Cascabel”. Estos y los yacimientos a explotarse van reemplazando al petróleo, base de nuestra economía cuyo declive sin embargo resulta evidente.

Por su incapacidad de generar recursos propios, el sector público nacional depende cada vez más del endeudamiento externo, que pasó de los 45 millones de dólares cuatro años atrás, hasta 67,9 mil millones actualmente, según el FMI. Situación que empeorará con la pandemia aún para largo, cuyo gasto al momento sobrepasa los dos mil millones.

Es hora entonces de aprovechar todos los recursos disponibles, entre los cuales sobresale la minería responsable. Siempre provocará alguna afectación ambiental como cualquier actividad humana, pero el beneficio es inmensamente mayor al frenar la pobreza de 8.248.300 compatriotas, que viven con menos de tres dólares diarios.

Si no buscamos mecanismos de producción interna, poco o nada servirán las vacunas contra el covid-19 que se intenta presentarlas como panacea a la crisis. Al contrario, significan más gastos por la adquisición a las grandes potencias, y la logística para su utilización. Unamos a ello los confinamientos, toques de queda, restricciones a la movilidad, que hasta ahora dejan pérdidas superiores a los treinta mil millones de dólares. (O)