LLanto

Aurelio Maldonado Aguilar

Se había repasado cuidosamente la tramoya. Los granaderos de Tarqui imperturbables y enhiestos en formación impecable, flanqueaban la alfombra roja, mientras lejanamente el cielo lloraba torrentes sobre la cuenca del Tarqui. Ingresó la más votada a paso de vencedores para dirigir la sesión. Elegante, voluptuosa, con su maltratado pelo teñido y planchado que semeja paja, mostrando una frente medio calva, Pierina, con mascarilla gruesa de rigor sobre boca y nariz incapaz de ocultar la sonrisa y rostro del triunfal momento, con sus ojos medio adormecidos que decían, que con su presidencia lograrían lo pactado. Todo estaba listo y los discursos aprendidos para loar lo insólito. En repulsiva comunión el PSC de León “que nunca se ahueva” y la turba delincuencial de correistas, tenían todo amarrado para captar la asamblea, cosa insólita entre perros y gatos. En Tarqui llovía. Desertores claves, tiraron abajo el propósito de lograr poder e inmunidad repartida asquerosamente entre dos bandos enemigos acérrimos y en el momento enamorados. De improviso ganó Guadalupe Llori, amazónica vilipendiada, presa, enjuiciada, por la mafia correista y en el momento posesionada por su archienemiga, que casi llorando abandonó con algunos de su grupo, el recinto, sintiendo la catástrofe que quizás les llegue, enterrándolos por fin en páginas infames de nuestra historia. Esperemos que hoy que es poder el indigenado, olviden tirar piedras y cerrar vías anarquizando el país, pues se supone ayudarán a la gobernabilidad y destierro de corruptos. En Tarqui llueve y empiezan enormes inundaciones producto del irrespeto de leyes naturales y meandros milenarios. Mientras que, en lujoso condominio, un escándalo se prende muy bien filmado. Sin respetar la vil pandemia ni la prohibición de bebidas alcohólicas, Carríon el defensor del pueblo y Falconí exministro de salud, junto con una actora femenina, caen en las feroces manos del alcohol prescrito y una vez embrutecidos, se dan de trompadas en escándalo padre bien documentado, donde la mujer, también beoda, declara ultraje sexual, lo que prende la chispa del escándalo. Defensor del pueblo, ministro de salud, rebajados a la calidad de vulgares borrachos y delincuentes, en episodio tan solo comparable con el que desarrolló la jueza Collantes, amiga cercana, según ella mismo lo dijo, de nuestro paisano Serrano. Lloran coreistas y socialcristianos. Llora el Ecuador con el escándalo de importantes autoridades borrachas y llora el cielo de Tarqui que reclama respeto a la naturaleza.