Despedida a la medida

CON SABOR A MORALEJA Bridget Gibbs Andrade

Así como hay bienvenidas, también hay despedidas. Finalmente, el próximo lunes se va uno de los peores presidentes que hemos tenido, al que, literalmente, “le importó un bledo” el país, cuyo gobierno fue concebido en las entrañas de un fraude fraguado por una mente maquiavélica que ya está en la mira de la Interpol, y de su acólito Trampozo- así sus familiares sostengan lo contrario- a la luz de un apagón que duró una eternidad. A quiénes siguen dudando de que si Moreno es Correa, les recuerdo el complot que hubo entre ambos para que la “segunda parte” de la década ominosa continúe.  “Porque si no, te delatamos. Aquí todos tenemos rabo de paja. Y el tuyo es tan grande como el nuestro”, le amenazaron. Moreno deja al país con un ineficaz plan de vacunación; con 123.000 casas construidas en lugar de las 325.000 prometidas; con un aumento del 5.7 % de desempleo, y sin haber hecho la cirugía a la corrupción.  

Parafraseando al excandidato presidencial amigo de la copa y del buen vino, la “verdad verdadera” es que Moreno nunca gobernó, sino los que lo rodearon, sacando provecho y tajada de sus cargos como los rotos de la ex “Ruptura”, entre ellos la señora de negro que visitó al Papa con su familia entera y la que, según las malas lenguas, es la que decide quiénes se vacunan y quiénes no. 

Jamás me dejé convencer de su expresión de bonachón, de su voz calmada, ni de sus chistes. Que dicho sea de paso, son malísimos. En una de sus varias “perlas” alude que se arrepiente haber aceptado ser candidato a la presidencia, y cuando ganó con fraude- este detalle no lo menciona-, se enteró que su examigo le había mentido sobre el panorama nacional. Es imposible creer en alguien que fue cómplice del gobierno anterior. Que un pueblo no sea el mejor, a juicio del gobernante, no le otorga la facultad de gobernarlo con ineptitud.

Como cada moneda tiene dos caras, debo reconocer “la otra”, que sí mostró algunos aciertos: la derogación de la reelección indefinida, producto de la Consulta Popular; la libertad de expresión, sin temor a persecuciones; y, el alejamiento de los países que representan al SSXXI.

Esta es una despedida a la medida de la incompetencia que Moreno demostró para liderar el país. Bien tienen en decir que la elección de Lasso como presidente del Ecuador, no es más que su reelección. (O)