El funcionario público

José Chalco Salgado josechalcosalgado@gmail.com

El funcionario público es quien participa en el ejercicio de funciones o actividades de tipo público. Es decir, desde una perspectiva de mayor grado funcional antes que formal, es funcionario público no únicamente aquel que ha realizado una carrera en el sector público, sino incluso aquel que, de manera interina, por nombramiento, elección o contrato realiza actividades en el ámbito público.

La identidad de la función pública toma sentido, en estricto sentido, en torno a la acción u omisión de los funcionarios públicos; consecuentemente, su rol es un camino de permanente legitimación en atención al respeto a valores y principios que animaron y hoy animan a la construcción del Estado moderno como un ente jurídico político que busca el bienestar de la población canalizando respuestas a sus demandas y necesidades. La selección de los funcionarios públicos debe estar encaminada entonces, a la conformación de órganos estatales sólidos y certeros por un claro espíritu del servicio y no de triunfalismo o vanidad.

Entonces, el funcionario público ha de apartarse del mezquino cálculo de afines y rencillas. Tiene que estar formado por una altísima dosis de conocimiento técnico, pero además y por sobre todo, con una exagerada calidad ética y comprensión del deber ser. Con madurez y humanidad. Con sensibilidad y sentido de racionalidad. No tiene que existir espacio para la improvisación y aún menos para la inmadura fórmula del yoismo o clientelismo. 

En el mundo ha quedado demostrado que un obstáculo hacia la conciencia que reivindique el sentido del funcionario público es la dádiva y el servilismo, el morbo esbirro y la corrupción. El funcionario público tiene que rebasar la pasividad e inercia propia a los peores tiempos. Es momento de una nueva dinámica, compromiso y conducción. Es el tiempo de resolver los problemas de la sociedad, con funcionarios honestos y capaces. (O)