Haciendo cola

Gerardo Maldonado Zeas

Silencioso, sin hacer aspavientos del poder el vicepresidente Borrero caminaba por una vereda cerca de la puerta del colegio Benalcázar en Quito. Iba con todo su derecho a vacunarse; la gente le reconocía por su alto cargo, y él les abrazaba a quienes no podían creer que la humildad se muestre de cuerpo entero.

Fui a Quito por temas de trabajo, y en mis recorridos mi amigo Patricio Yanza, nacido en Santa Isabel y habitante de la capital, contaba como en su vida de 32 años de taxista no había visto acto semejante. Por supuesto, acostumbrado a mirar las grandes caravanas de carros negros con vidrios polarizados y guarda espaldas con gafas y pelo cortito, fue un impacto que recordará para siempre.

Para mí no fue sorpresa, pocos días antes Mae Montaño, la ministra de Inclusión Económica y Social había hecho lo mismo, hacer cola y esperar el turno, como cualquier ciudadano de a pie. Siempre admiraré la nitidez de la gente, aunque a algunos sociólogos baratos les cueste admitir su sinceridad, y las califiquen de actitudes pequeño burguesas.

El vice Borrero, no es un hombre de fortunas, pero tiene clarito el papel que le corresponde a un Estado hasta ahora amorfo que nunca ha llegado a entender a la salud pública en su dimensión. En sus recorridos, ha visto muchas cajas de medicamentos caducadas, listas de medicinas guardadas y sin utilizar por la pésima planificación de las compras. Y máquinas que cuestan muchos recursos en su mantenimiento, antes que comprar unas nuevas. La maldición de la Contraloría y la Ley Orgánica de Contratación pública le convirtieron a la gestión de las empresas e instituciones públicas en una caja de miedo.

Volviendo a la conversación con mi amigo Patricio, decíamos que la vida es recuento de historias simples. Si de verdad, la gente quiere ver a sus líderes caminar a su lado, sentir sus pretensiones, amar la fila, estar calmados ante las circunstancias. Los ecuatorianos vamos despertando hacia un nuevo modelo, que poco a poco recupera la confianza. Llegaremos sin duda a cumplir el plan 9/100. Que así sea. (O)