REFUGIOS DE LA PANDEMIA (5)

Jorge Dávila Vázquez// Rincón de Cultura

Dos poemarios ha publicado en plena época difícil Fabián Guerrero Obando (Quito,1959), escritor de una enorme lucidez y un dominio absoluto del lenguaje lírico, al que hay que leer, y cuya obra, reiteradamente, es atravesada por una suerte de ángel oscuro.

FORMAS DE LA PÉRDIDA, La Caída Editorial, Quito, apareció en julio de 2020. Es un tomo de más de cien páginas, que contiene algunas de las composiciones poéticas más breves y bellas del autor. Guerrero Obando, que por donde pasa deja una huella de esfuerzo y trabajo notable y buenas relaciones humanas, enfrentado a la poesía se vuelve abismal y aún trágico, desesperanzado y sombrío, la   escritura misma, la ve como: “Ese ir de mal en peor/ que es un dejarse caer/ bajo nuestro propio peso”. En el amor: “nos miramos los unos a los otros/ como sombras que se embisten.”  ¿Y el sentimiento? “Quizás es solo un corazón/ huyendo en la negrura de sus aguas.” ¿Y la vida?  “Sin importar ni el tiempo/ ni el lugar, / todo se repite. /Todo es un espeso vaho/ y carne amontonada a lo largo del camino. /Como en un interminable matadero.” En un ambiente así, ¿cómo hablar de futuro o de esperanza?

En realidad, el poeta es el portavoz de un sector desencantado de la sociedad, sea por problemas personales, vivencias, cuestiones del entorno, de lo político, del momento histórico o filosófico existenciales.  Guerrero Obando, con esa particular sensibilidad de todo gran escritor, capta el mundo que le rodea, y, en este caso concreto, las notas más negativas y oscuras de quienes lo pueblan.

En enero de 2021, en edición de mucha calidad, elaborada por El Ángel Editor, Quito, Fabián entrega EL DÍA QUE FUIMOS, su poemario más reciente, con portada e ilustraciones de Miguel Betancourt, un proemio de Francisco Proaño Arandi y un folleto anexo de crítica de Marco Antonio Rodríguez. Es como una suerte de consagración, en que nombres de gran valor literario reconocen la altura de su producción, en términos como estos: “El poeta se ha hecho cargo de su terrible misión: ser él el todo, más que recrearlo, como cumpliendo la definitiva premonición de Novalis: “la poesía es la realidad absoluta”.”  (Proaño). “Amor y muerte son la esencia de la poesía de Guerrero Obando” (Rodríguez).