Decisiones firmes

Aún no cumple un mes de ejercicio del poder el actual presidente y ya ha tomado decisiones muy importantes para el ordenamiento del país como la intensificación del proceso de vacunación que ofreció en su campaña. Los números hablan del creciente número de personas que han sido inmunizadas y noticias informan que se ha previsto con realismo la provisión de vacunas y que llegarán a tiempo para el día cien comprometido se alcance la cifra anunciada. No cabe anunciar con mentalidad triunfalista este ofrecimiento, pero las medidas parecen apropiadas. Las vacunas vendrán de potencias con diferente orientación ya que, como afirmó, ni las enfermedades ni los medicamentos tienen ideologías.

Una medida importante es la liquidación de la compañía de seguros Sucre. La gula correísta llevó a que en actividades estatales con supermillonarias cifras tan solo se recurra a esta compañía con una visión monopolista. Esta institución se convirtió, como algunas otras, en un antro de corrupción en el que los sobornos y comisiones se “normalizaron”. Nos está mal “desgañitarse” denunciando la corrupción, pero medidas realistas contra las instituciones corrompidas como su liquidación, pesan mucho más que mil discursos y artículos condenatorios. Es aplicable en este caso el aserto “obras son amores y no buenas razones”.

Que un número de personas que no participaron en esta corruptela sufrirán consecuencias temporales al perder su trabajo, es verdad, pero el bien común debe primar sobre el bienestar individual por legítimo que sea. Con frecuencia suelen compararse hechos como el que comentamos recurriendo, en el campo médico, a una amputación para salvar una vida. Un combate serio a la corrupción afecta de manera inmediata a los protagonistas que van a parar en cárceles o adquieren la nada honrosa condición de “fugitivos” y, temporalmente y en menor grado, a trabajadores comunes que buscan su sustento. Pero si se trata de una “cirugía mayor” son inevitables las molestias temporales de este proceso.