IEES nacional y regional
El Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social -IESS- fue creada por principios de solidaridad, obligatoriedad, universalidad, equidad, eficiencia, subsidiaridad y suficiencia. Su función es proteger a todo afiliado contra las enfermedades, maternidad, riesgos de trabajo, discapaciadad, desempleo, invalidez, vejez y muerte. El financiamiento lo hacen los afiliados activos: en el sector privado el aporte personal es del 9.45 % de su sueldo o salario y el patronal 11.15 %, mientras en el sector público la persona paga 11.45 % y el Estado 9.15 %. Los del seguro social campesino el jefe de familia aporta con 2.26 %.
En 1945, con estudios actuariales y la anuencia de la OIT, se determinó que para el sostenimiento del sistema de de seguridad social, el Estado debía realizar un aporte del 40 % de las pensiones jubilares que otorga el IESS, medida aprobada por el presidente Carlos Arroyo del Río. Esto rigió hasta cuando vino un déspota y con la Ley Laboral lo eliminó aduciendo que el IESS tiene superávit y lo entregaría sólo cuando sea necesario. Como si esto fuera de poca monta, afilió a esposas e hijos de los aportantes y dejó enraizados a funcionarios en esta entidad.
Jorge Madera Castillo retorna al cargo Director del IESS después de 18 años, según dicen luego de haber ganando experiencia en temas de aseguramiento. Tendrá que afrontar graves problemas administrativos, como aquel veto total que acaba de hacer el presidente Lasso a la Ley de Seguridad Social que modificaba, entre otras cosas, la forma de designación de los 3 vocales, cuyo Director debía ser rotativo. Este es un punto candente, porque entre los tres directivos se venía repartiendo las direcciones regionales.
En esta región las falencias y mañoserías no han estado excentas de lo que sucede a nivel nacional. No en vano en las redes sociales se pide reemplazar los cargos con genete honesta. Se cuenta de un jubilado que es eterno reemplazo cuando los titulares renuncian, ocasión para hacer lo que a bien tiene. Los mandos medios y bajos han hecho de las suyas, especialmente en la coordinación de salud, en las áreas de articulación y finanzas, en donde el toma y daca se habría institucionalizado. Aquí es necesario una barredera.
No obstante, hay que respaldar y agradecer a otros funcionarios de buena impronta, verbo y gracia la del Director del Hospital José Carrasco, cuya renuncia debiera vetarse y más bien solicitarle un cargo de mayor influencia. (O)