Impunidad

Hugo Darquea López

Del latín impunitas, impunitatis,  sin sanción, sin consecuencias. Dejar una acción antisocial sin castigo. No prever ni tipificar  los delitos y las penas. No sancionar al delincuente. Por tanto el principio de legalidad es olvidado o mejor silenciado.  Pensemos que sigue innata a la conciencia   o sana razón la capacidad de distinguir  lo justo de lo injusto. Ya  la cultura o Ethos,  distingue  lo bueno de lo malo de los actos  y conducta personal  y social.  Hoy la lista de los privilegiados con la impunidad es larga. Un ex dictador que campea orgulloso su cinismo desde Bélgica y sigue actuando en la política internacional como el conductor de lo que se denomina el Foro de Sao Paulo. Forman su corte los fugados que oportunamente evadieron a los tribunales de justicia y residen en otros países.  También tenemos al dictador de Nicaragua, al sátrapa de Venezuela y otros más que destruyen todo vestigio de legalidad y de justicia.

En nuestro medio, el Alcalde de Quito, la Prefecta de Pichincha, unos ex ministros y también una ex vicepresidenta, podemos seguir redactando el listado de la impunidad con ex funcionarios de relieve, ¡increíble!  y, llegaremos a la nefasta conclusión de la irrelevancia del derecho y de la ética por el dominio de la perversión social. Es que  el camino de la delincuencia organizada nada respeta,  solamente prevalece la anomia moral. El Mundo clama por el cambio integral.  Realmente es así de apremiante, es realmente existencial y motivador. En estos días una jueza de Pichincha acepta la Acción de Protección que presentó el personero municipal, entonces resulta que quien fue destituido por sus acciones nocivas al interés ciudadano tiene carta blanca para aupar o cometer tales actos lesivos. Precisamente ese es el dominio de la impunitas. Lamentable por donde se mire.  Nuestro país que en fin de cuentas tiene la decisión.  Ese es el desafío. (O)