Equivocados y con dedicatoria

Roberto Vivar Reinoso

Se equivocan quienes llaman dictadores a los mandatarios que ganan las elecciones durante períodos consecutivos, porque no asaltan el poder sino provienen de las urnas. Lo extraño es que endilgan solamente a los de izquierda, pese a existir neoliberales en el mismo andarivel. Ejemplo la actual canciller alemana Angela Merkel en funciones desde el 2005, y otros predecesores como Helmut Kohl (1982-1998). Ellos jamás fueron considerados tales, no así el ruso Vladimir Putin electo el año 2004, al igual que sus compatriotas Lenin y Stalin, forjadores de la potencia soviética. Y en China comunista Mao Zedong y el actual premier que en enero próximo cumplirá 18 años al frente del gigante asiático.

América Latina ha visto multiplicarse estos casos. Los Castro en Cuba son calificados dictadores; les siguen el venezolano Chávez con el sucesor Maduro, que no sucumben ante las sanciones de Estados Unidos, ni al hostigamiento de organismos como la Unión Europea, la ONU, la OEA, fundaciones defensoras de derechos humanos controladas por Washington. No se libran los Kirchner, Correa, Morales, Ortega e inclusive Bukele que decidió reemplazar el dólar por la criptomoneda Bitcoin.

Llamar dictador a quien es electo implica menoscabar su personalidad, liderazgo y accionar, a la vez sembrar dudas sobre la legitimidad del mandato, cuestionando así la capacidad ciudadana para escoger autoridades porque conceptúan que se dejó engañar por ellas. En el caso de Rafael Correa accedió a Carondelet tres períodos, dos en primera vuelta, convirtiéndose en el presidente con mayor tiempo ininterrumpido en el poder. Es que cuatro años al frente del Ejecutivo constituye tiempo insuficiente para cumplir una programación, por lo cual es legítimo ser reelecto si las comunidades la conceptúan necesario. (O)