La gente no mide riesgos

La falta de fuentes de trabajo, los bajos salarios, la necesidad de reencontrarse con familiares que emigraron por las mismas necesidades; pero también la ilusión de querer ganar dinero de manera fácil y sin medir las consecuencias, hacen que muchas personas se arriesguen, pongan en peligro sus vidas y hasta lo pierdan todo.

Si bien en Azuay y Cañar el fenómeno migratorio irregular data desde hace varias décadas, en los últimos meses se ha incrementado sobremanera.

Una vez que México, se supone que, en aras de la integración, resolvió no pedir visa a los ecuatorianos que quieran ingresar a su territorio, abrió las puertas a quienes tienen como única finalidad cruzar la frontera y, sin portar los papeles en regla, ingresar a los Estados Unidos.

Esto ha generado una especie de éxodo y, al mismo tiempo, que resurja el lucrativo negocio del “coyoterismo”, como se conoce a quienes, a cambio de altas sumas de dinero, trasladan a los irregulares, incluyendo hasta a menores de edad.

La astucia de esos transgresores de la ley les ha llevado a camuflar su sucio negocio, poniendo agencias de viajes aún en lugares donde es inimaginable que funcionen si el objetivo fuera el correcto.

En un operativo coordinado entre la Fiscalía y la Policía Nacional acaba de asestarse un duro golpe a una extensa red dedicada al tráfico ilícito de migrantes bajo la fachada de viajes turísticos.

Hay ocho detenidos. Casi todos enfrentan procesos judiciales; los más, ligados al “coyoterismo”. Aquella no será la única organización delictiva que funciona en el Austro.

Si esta información impacta, deprime e indigna, igual lo es la derivada de la captación ilegal de dinero en Quevedo y en Ambato. Descubierto el fraude, miles de incautos no saben a quién reclamar por sus depósitos, entregados bajo el señuelo de ganar cuantiosos intereses.

Hay una especie de vaciamiento de ciertos valores como sociedad. Parece que nada importa con tal de emigrar como sea, o entregar el dinero a estafadores. Hace falta que la gente reflexione, se cuestione a sí mismo, y enrumbe mejor su destino.