La contaminación del agua se origina de dos formas: Primero por fuentes fijas cuando existen sitios puntuales de descargas, generalmente continuas, por ejemplo, aguas residuales o efluentes industriales vertidos en las corrientes.
Una segunda forma por fuentes no fijas que son una multiplicidad de pequeñas fuentes que se descargan hacia los cuerpos de agua por derrame o filtración a través del suelo y que se les denomina «contaminación difusa». Está vinculada principalmente a las actividades agrícolas y ganaderas y trae aparejada una larga lista de impactos ambientales negativos preocupantes.
Al Ing. Agustín Rengel Barrera, gerente de ETAPA por tres ocasiones, docente universitario y consultor, le preocupa seriamente la contaminación difusa que ya está soportando la cuenca del Tomebamba, histórica fuente de agua para Cuenca. Siendo el acelerado proceso de urbanización con viviendas, quintas vacacionales, comercios sin control municipal, ubicados entre Sayausí y la Toreadora que evacúan aguas residuales directamente al río. Se suma el turismo con sitios de comida al borde de la vía, restaurantes y locales de pesca deportiva, con efluentes líquidos sin tratamiento previo.
Existen huertos agrícolas que utilizan “gallinaza” que se adiciona potasio, fósforo y/o nitrógeno, todos ellos deterioran y eutrofizan los recursos hídricos en la cuenca. Zonas de pastoreo para el ganado que conlleva deforestación, uso gallinaza, generación de desechos líquidos y sólidos del ganado.
Finalmente, el intenso tráfico en la vía Cuenca-Molleturo- Naranjal que alcanza los 10.000 vehículos al día, con generación de gases contaminantes y material particulado, desgaste de neumáticos y riesgos de derrames de substancias peligrosas, afectando negativamente flora, fauna y agua.
Tan solo necesitamos una hora para desplazarnos al Cajas y constatar con nuestros propios ojos los argumentos válidos del Padre de la Sanitaria. ¡Preocupémonos responsablemente en cuidar de mejor forma tan importante fuente hídrica de todos los cuencanos! (O)
