Ayer me preguntaron si conocía de políticas de acceso a vivienda en el país que beneficien a las mujeres, especialmente aquellas que son jefas de hogar, o adultas mayores que están solas; respondí que no.
Según el BID en Ecuador el déficit habitacional afecta al 43,5% de hogares con jefatura femenina. Las mujeres tienen dificultades para acceder a una vivienda adecuada; entre ellas la precariedad laboral, los bajos ingresos que perciben por su trabajo, y la exclusión financiera, especialmente en los créditos para vivienda; de las 259.853 mujeres sujetos de créditos, solo el 1,1% obtuvieron créditos de vivienda en el SFPS (SEPS, 2020).
Para todas las personas la vivienda es un derecho fundamental, para las mujeres resulta asegurar su vida. Cuando se analiza porqué una mujer soporta violencia, la dependencia económica y el no tener a donde ir con sus hijos es la principal respuesta. Las mujeres que son titulares de la vivienda están mucho más empoderadas y no toleran la violencia.
Si queremos ser una ciudad segura para mujeres y niñas, aseguremos la vivienda para ellas con política públicas con enfoque de género y no solo con campañas comunicacionales. (O)
