A vendeer

José Chalco Salgado josechalcosalgado@gmail.com

            No hace mucho, hoy claro con menor frecuencia que antes, pero de manera común, llegar a una tienda de barrio suponía varios placeres. Sí. Caminar hasta su lugar con la expectativa de qué se encontraría en esta ocasión; cuáles serían los nuevos productos que venderá la vecina; o con qué amigo del barrio nos encontraríamos.

            Al acercarse cada vez más, había un olor singular. Algunas veces, era a pan caliente recién sacado del horno, otras, a una especie de tiempo acumulado y dulces recién puestos en exhibición, había ocasiones, en donde se hacía presente un ambiente entre opaco y claro, entre novedades y tantas buenas energías. Ese era el tiempo de la tienda del barrio. Un lugar de encuentro y comercio.

            Una vez allí, al fin junto a la puerta de la tienda, entre el clásico cerramiento de hierro que se había puesto por parte de sus dueños y todo el escenario por delante, era el turno de un grito clásico entre familiar y cercano: “a vendeer”. Claro, funcionaba. Inmediatamente estaba junto a la puerta quien nos atendería. Era la hora de pedir toda la lista del encargo de casa, y si era posible, si sobraba algo del vuelto, una golosina extra que justificaba el haber camino y cumplido con el encargo de la familia. No faltaban -por parte del dueño de la tienda- los saludos a todos en casa y la consulta de cómo estaba uno y otro. El ambiente era de familiaridad, cercanía y comunidad.

            A vendeer era la fórmula perfecta para decir aquí hay alguien, hay un comprador y quiero mirar al vendedor y sus productos, conocer al dueño y emprendedor de la tienda. A vendeer era el camino para anunciar la urgencia por mirar lo que había por mostrar y conocer, lo que existía por adquirir. El país necesita de una gigante articulación de agentes estatales que habiliten en el mundo la presencia del Ecuador, que coloquen al país en el mapa comercial hoy más que nunca. Que puedan mostrar los emprendimientos y productos a exportar para dinamizar la reactivación económica. Es decir, se necesita más gente gritando: a vendeer. (O)