¿Otra consulta popular?

Eliécer Cárdenas E.

_ Un intrépido asambleísta exige la realización urgente, urgentísima, pero ya, para ayer como se dice, de una consulta popular, a fin de someter al criterio soberano del pueblo una serie de cuestiones, como por ejemplo la eliminación del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social, nombre que es tan largo como corta es su efectividad, y además la disminución a la mitad del número de asambleístas, a todas luces excesivo para un país tan pobre y pequeño como el nuestro.

_ Sin embargo, los anhelos del señor legislador en cuestión, son muy generosos y justos, pero los dineros del Estado cada vez son menos, por lo que, una nueva Consulta Popular en el año II de la pandemia y primero del Lassismo, no resultaría conveniente por la cantidad de plata que habría que gastar en preparar y realizar la citada consulta, que traería grandes beneficios por supuesto, ya que a cualquier ecuatoriano le parecería magnífico rebajar el número de honorables, a la mitad, ya que con ello el Ecuador se ahorraría no solo recursos, sino algunas horribles actuaciones, ociosidades legislativas y discursos tan mediocres que no vale la pena ni siquiera pensar en ellos.

_ También el número de “alza manos” se reduciría a la mitad, igual los cambios de camiseta, y las llamadas mayoría móviles se quedarían sin dos llantas, convirtiéndose en “mayorías de bicicleta” con perdón de Richard Carapaz y su magnífica actuación en el Tour de Francia.

_ En cuanto al Consejo de Participación Ciudadana y Control Social, a este organismo le sucede lo que a los aguacates maduros cuando están muy altos en el árbol, todo el mundo quiere tumbarlos, pero falta el aditamento necesario para el efecto, o sea un palo, garrocha, pértiga o algo parecido. Algunos opinan que, desaparecer al CPCCS, sería como “Gastar pólvora en gallinazo” por el costo exorbitante de una consulta, cuando hace falta plata para tantas cosas más urgentes, como Educación, Salud, Vivienda y un largo etc.

_ La solución sería, la del “gallo capón” es decir dejar que siga funcionando el dichoso Consejo, pero extirparle de una serie de atribuciones y devolverlas a una Asamblea, a la que hará falta disminuirla en su número de alguna manera barata, pero constitucional. (O)