El extremo de la violencia

Ma. Isabel Cordero

Una de las noticias que alarmó al país esta semana fue la de la violación a una sargento de la policía nacional en el marco del amotinamiento en la cárcel de Cotopaxi. Esta mujer labora en el equipo de contingencia penitenciaria y cuenta con años de experiencia en su trabajo.

En el país se estima que cada hora una mujer es violada, esto en base al número de denuncias que recibe fiscalía; sin embargo, la mayoría de violaciones no se denuncian.

Para Rita Segato, la violación no responde al deseo sexual incontrolable de los hombres, “la violación es un acto de poder, de dominación, es un acto político. Un acto que se apropia, controla y reduce a la mujer a través de un apoderamiento de su intimidad”.

La violación es el extremo de la violencia que busca aleccionar a las mujeres, porque están fuera de su lugar, como se cree que están cientos de mujeres que hoy ocupan puestos no tradicionales. La violación nos dice, más que una persona, eres un cuerpo que hay que someter al sistema.

Reflexionar desde esta posición un evento común pero oculto, nos acerca a comprender lo lejos que estamos de cumplir con nuestro deber como humanos. (O)

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